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¿ES LA RELIGIÓN JUDEO-CRISTIANA RESPONSABLE...? 219 tener también diferentes restricciones en contra de los abusos del medio ambiente. Young admite que, cuando el cristianismo llegó a ser la reli­ gión oficial del Imperio Romano y las ideas cristianas se convirtie­ ron en la ideología dominante del mundo occidental, el mandato divino de dominar la tierra pudo conducir al abuso y a la sobreex- plotación. Pero esta tendencia fue sofocada por el pensamiento del hombre como adminitrador de los bienes de Dios, expresada en el Génesis 2.15. Este principio fue más flexible y eficaz en el cuidado ambiental que las viejas ideas politeístas. Por eso, concluye el autor, que del siglo v al vm tiene lugar un período de mínimo daño ambiental en Europa. La religión judeo-cristiana nunca ha considerado a la naturaleza como simple objeto que se puede desechar. La Biblia puede que no sea un código de leyes para la protección ambiental, pero, como observa J. Helfand 26, ofrece algunos principios para regular el uso de la tierra, ya que la naturaleza, al igual que el hombre, tiene dere­ chos concedidos por el Creador y no deben ser despreciados ni vio­ lados. Si la naturaleza ha sido esclavizada, para usar la expresión de Aldo Leopold, eso se debe a que el ser humano ha conculcado sus derechos en beneficio de los intereses personales. En opinión de Pollard 27, la transición del politeísmo al mono­ teísmo no cambió el comportamiento de los israelistas hacia la natu­ raleza, sino que lo enriqueció con una nueva ética ecológica. Como la mayor amenaza para el monoteísmo era que Israel viera los obje­ tos naturales como divinos y los adorara como tales, los escritores del Antiguo Testamento despojaron a la naturaleza de ese status y la consideraron obra de Dios, que debe tratarse con respeto y con­ sideración. Toda la tradición judeo-cristiana sostiene que la naturaleza fue creada por Dios, que es obra de sus manos, y comparte la bondad 26 Jonathan H elfa n d , The Earth is the Lord’s: Judaism and Environmental Ethics , Religion and Environmental Crisis. Edit, by Eugène C. Hargrove, Athens. University of Georgia Press, 1986, pp. 38-52. 27 Nigel P ollard , The Israelites and Their Environment, The Ecologist , vol. 17, n. 3 (1984), pp. 125-133.

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