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194 JUAN DE SAHAGÚN LUCAS c) Encuentro con Dios desde el dinam ism o d e la con cien cia comun itaria Por dinamismo de la conciencia colectiva de la humanidad entiendo la tendencia irreversible del individuo y de la comunidad hacia un más ser perdurable de sí mismos. Este procedimiento es empleado por múltiples autores de diversas tendencias en su refle­ xión sobre la realidad radical y sentido último de la existencia. Ello hace que los estudiosos del tema los clasifiquen en tres grupos prin­ cipales, con notables diferencias entre sí. De este modo nos encon­ tramos con los que llegan a Dios desde el dinamismo de la vida per­ sonal, con los que lo descubren en la dialéctica de la existencia misma y, finalmente, con quienes acceden a Él apoyados en la pra­ xis histórico-social y ética. Ni que decir tiene que, aunque en los integrantes de cada grupo se advierte un común denominador, apa­ recen, sin embargo, diferentes apreciaciones y hasta discrepancias. El primer grupo proclama a Dios desde determinadas experien­ cias vitales privilegiadas que favorecen el carácter intuitivo de la búsqueda, pero sin abandonar por ello el aspecto discursivo. Así, por ejemplo, Bergson parte de la intuición de la vida consciente que le permite elevarse, por vía de aspiración y de impulso, hasta el momento originario y punto culminante de este dinamismo, el cual no es otro que el mismo Dios formando parte de dicho movimien­ to. Los grandes profetas religiosos y los místicos cristianos son testi­ gos privilegiados de esta especial experiencia. Por eso, según el filó­ sofo francés, el «misticismo debe proporcionar el medio de abordar, experimentalmente, el problema de Dios»6. Por su parte, M. Blondel hace hincapié en la dinámica de la acción humana, advirtiendo la desproporción que existe entre el impulso de la voluntad y el resultado de nuestras operaciones. La inadecuación entre el ideal anhelado y la acción realizada hace que Dios aparezca en la punta del dinamismo de la vida personal, que se siente atraída irresistiblemente por un ser transcendente que la invita a superarse constantemente. El «omnia tendunt assimilari 6 J. C h ev alier, Cómo Bergson encontró a Dios, en Conversaciones con Berg­ son, Madrid 1960, 552.

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