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ORTEGA Y LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 135 Por supuesto, lo que Ortega pretende expresar sobre la vida humana, cuando se refiere a ésta con calificativos que guardan rela­ ción con la acción, muy poco tiene que ver con lo que expone este «clásico» de la antropología filosófica que es Arnold Gehlen. Es más, no me consta que Ortega mencione a éste en lugar alguno. Mas, a pesar de ello, esto no obsta para que podamos descubrir también en nuestro hispánico autor aspectos propios de una antropología de la acción conectada, desde su raíz, y a su modo, con el concepto radical de vida humana. 5.° El gran humanista orteguiano Pedro Laín Entralgo, en su obra Teoría y rea lid ad del otro, trata, desde el punto de vista histó­ rico y sistemático, de organizar o estructurar la temática antropoló- gico-filosófica siguiendo las pautas de aquella corriente o dirección que, dentro de la antropología filosófica, se orienta específicamente al estudio de la relación inter-personal: la antropología interpersonal. Pues bien, en el primero de los dos tomos de que consta su obra, Laín Entralgo intenta reflejar o articular, en un capítulo con­ creto, la concepción que Ortega alberga sobre la problemática inter­ personal: la relación de alteridad con el otro, con el tú, con la mujer, la «nostridad», la intimidad, la soledad, el amor, etc. Esta concreta referencia bibliográfica no viene más que a con­ firmarnos cómo es posible también explicitar según una nueva direc­ ción: la específica de la antropología interpersonal, ciertos aspectos antropológico-filosóficos de la obra orteguiana. Aparte determinados ensayos orteguianos en los que, dicho con una expresión globalizadora, el tema del «otro» aflora aquí y allá, es de especial significación, en la dirección antropológica que estamos mentando, El hom bre y la gente. 6.° Respecto de la calificación que Ortega hace del hombre al definirlo como «animal etimológico», es de resaltar, además del carác­ ter llamativo de esta definición, la originalidad de la misma. La ocupación sobre la relación entre la antropología filosófica y la filosofía del lenguaje no es una perspectiva totalmente nueva en la reflexión filosófica sobre el hombre. Por ejemplo, ya el «antii­ lustrado» Herder, en su galardonada obra El origen d e l lenguaje, abordó con tal competencia la temática que anuncia en el título de dicha obra, que el propio Arnold Gehlen llega a afirmar que «la

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