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ORTEGA Y LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 185 En páginas anteriores indicamos que la antropología filosófica en Ortega pretendía no sólo fijar por qué, y en qué medida, somos individualmente distintos, sino también por qué y en qué grado se distinguen unos grupos sociales, o épocas, de otros. Si rastreamos en la obra de Ortega podemos encontrar una amplia galería de grupos sociales que se constituyen como tales por pertenecer, por ejemplo, a épocas o momentos históricos diferentes, o a ámbitos geográficos distintos: «La tripartición del ser íntimo no agota su fuerza de esclareci­ miento referida a los individuos y sus diferentes edades, sino que resulta sobremanera fecunda cuando se aplica a las grandes masas históricas. Cada pueblo y cada ép oca reciben así una clara base de caracterización»184. Por limites de espacio no nos es posible, en este lugar, «reflejar la cantidad proporcional» o «calcular la ecuación», según las expre­ siones de Ortega, de los distintos tipos culturales o sociales. Ni, con­ siguientemente, podemos tampoco mostrar la supuesta «fecundidad» de la arquitectura de la persona aplicada a las «masas históricas». Pero quede, al menos, constancia sobre el hecho relativo a cómo, bien de modo incidental u ocasional, o bien de modo directo o expreso, Ortega hace referencia también a grupos sociales distintos, que son esto precisamente por el predominio, en cada caso, de uno u otro de los estratos mencionados. Por lo que han surgido así «per­ sonalidades colectivas» diferentes según la prevalencia de la vitali­ dad, el alma o el espíritu en cada una de ellas. Citemos, aunque sólo sea a modo de ejemplo e, insisto, sin poder entrar ahora tam­ poco en análisis ulteriores, las referencias al hombre prehistórico —predominio del alma— ; al hombre griego —paradójico predomi­ nio de la corporeidad o del espíritu— ; al hombre oriental —preva­ lencia del espíritu— ; al hombre medieval —prioridad del alma medieval— ; al hombre de los siglos xiv-xvi —mezcla de cuerpo y espíritu— ; al hombre racionalista del siglo xvn — sólo espíritu o razón triunfante— ; al hombre ilustrado y también practicante del «dieciochesco amor sexual» —espíritu y cuerpo— ; al hombre del 184 O rteg a , l. c., 474.

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