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ORTEGA Y LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 133 como una «antropología histórica», no obstante el hecho de que Ortega venga en denominarla como una «antropología espiritual»24. Partiendo de la consideración de lo que implica el «paralelis mo» que Ortega pretende ver entre su hermenéutica de la historia y la hermenéutica diltheyana..., puede ser posible, igualmente, plan tearse la posibilidad de una «antropología histórica» desde nuestro autor. En efecto, una confirmación de que la «historia» puede y debe considerarse como esencial dimensión configuradora de una antro pología filosófica la tenemos, además, en la línea de la Kulturan- th ropolog ie (que, dada su índole filosófica, no ha de confundirse con la empírica «antropología cultural» americana) seguida, por ejem plo, por uno de los autores actuales que, sin duda, mejor conoce la problemática de la antropología filosófica: Michael Landmann. 3.° Desde el punto de vista de la caracterización biológica del hombre, el evolucionismo, al destacar el proceso de evolu ción y ad ap ta c ión de las especies, con inclusión de la humana, es obliga do punto de referencia. En gran medida, tras la publicación de El origen d e las especies (1859) y El origen del hom bre (1871), la con sideración del hombre que se atiene a pautas biológicas, o bien se manifiesta como un rechazo de la doctrina darwiniana, o bien como una modificación, o simplemente como una ampliación de la misma. Ortega, como ya hemos indicado, menosprecia, cuando la cali fica hasta de «ridicula», la definición del hombre —teniendo en cuen ta su elevado grado de cerebralización— como «homo sapiens» que estableció el antagonista (por el «fixismo» que propugnó de las espe cies) y precursor de Darwin: Linneo. Pero menciona también a Lamarck, a Darwin, además de a otros autores cuya doctrina nos 24 «Este conocimiento fundamental que será para Dilthey la filosofía — esa ciencia general del hombre o antropología espiritual— tendrá que consistir, por tanto, en una investigación de la naturaleza total humana “según la experiencia, el estudio del lenguaje y la historia” la revelan» (O rteg a , Guillermo Dilthey y la idea de vida, VI, 194). Sobre la dimensión de la historia en Ortega, cf. O rteg a , Sobre la razón histórica, Alianza Editorial, 2.a edic., 1980. Sobre la problemática de una «antropología histórica» puede verse: Thomas Nipperdey, Bemerkungen zum Pro blem einer historischen Anthropologie, en: Die Philosophie und die Wissenschaften, Meisenheim am Glan, 1967, 350-370.
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