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106 DOMICIANO FERNÁNDEZ católicos. Más tarde se entrevistó también con los responsables de la Iglesia ortodoxa rusa y griega. Este primer contacto dio lugar a un fecundo diálogo epistolar entre Cantorbery y Roma, que ha continua­ do hasta nuestros días. Voy a referime a la correspondencia entre D. Coggan y Pablo VI, en primer lugar, y más tarde, entre Robert Run­ de y Juan Pablo II. Naturalmente el diálogo no se limitó a los jefes de las Iglesias, pues hubo también una correspondencia interesante entre el cardenal J. Willebrands, presidente del Secretariado para la unión de los cristianos, y el obispo J. Howe, secretario general del Consejo consultivo anglicano. Intervino además la Congregación para la doctrina de la fe con el documento decisivo «Inter insigniores». C orrespond encia entre D. C oggan y P a blo VI Carta del arzobispo de Cantorbery a Pablo VI (09-07-1975 ) 4 1. En la Iglesia anglicana crece la convicción de que no existen objec- ciones fundamentales de principio para la ordenación de la mujer. 2. Se reconoce, no obstante, que tal iniciativa podría constituir un obstáculo en el camino hacia la unidad, que Cristo quiere para su Iglesia. 3. Por este motivo la autoridad central de la Comunión anglicana y el Sínodo general de la Iglesia de Inglaterra han llegado a un acuerdo sobre esta materia. 4. Teniendo en cuenta la verdad, tal como se concibe en la tradición anglicana, y el parecer ecuménico, se han emprendido una serie de medi­ das para informar y promover un diálogo sobre este tema. Este diálogo ya ha comenzado entre el cardenal Willibrands y el obispo Howe y deberá desarrollarse en el futuro. 5. «Tenemos la firme esperanza de que semejante parecer común podrá conducir al cumplimiento de la enseñanza del apóstol, según la cual “viviendo de acuerdo con la verdad en la caridad, busquemos en todo cre­ cer hacia quien es la cabeza: Cristo”»5. 4 Por razón de brevedad prescindimos de los saludos y protocolos, aunque recogemos todas las ideas importantes de la carta y citamos literalmente, entrecomi­ llados, los párrafos esenciales. 5 Texto completo de esta carta y de la respuesta de Pablo VI en A. G onzález M ontes , Enchir.Oecum., 2, pp. 750-751.

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