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LA ORDENACIÓN SACERDOTAL DE LA MUJER.. 123 distinta entre la jerarquía católica y la anglicana. La posición de la jerarquía católica ha quedado fijada con la declaración «Inter insig- niores». Los documentos posteriores o repiten o comentan lo allí expuesto. La postura oficial de la Iglesia anglicana ha quedado expuesta en las cartas del arzobispo R. Runcie a Juan Pablo II y al cardenal Willebrands, donde expone su actitud y las razones que la justifican 19. Son, principalmente, tres: 1) Ni en la Escritura ni en la Tradición existe una objección fundamental para la ordenación de mujeres al sacerdocio ministerial. 2) Las provincias anglicanas, que han procedido a la ordena­ ción de mujeres para el presbiterado, lo han hecho con la convic­ ción sincera de que la Tradición está abierta a este desarrollo, pues la exclusión de mujeres del ministerio sacerdotal no se puede pro­ bar que pertenezca a la «ley divina». 3) Prescindiendo de consideraciones sociológicas y culturales, es la razón doctrinal la que, «desde mi punto de vista», no sólo justi­ fica la ordenación de mujeres, sino que la exige 20. ¿Cuál es esa razón teológica? En resumen viene a decir: Cristo, al encarnarse, asumió la naturaleza humana en su totalidad, en la que se integran varón y mujer, a no ser que se pretenda que la mitad del género humano no ha sido redimida. El sacerdocio ministerial representa a Cristo, Sumo Sacerdote, en el que es redimida toda la humanidad. Puesto que la humanidad de Cristo, Sumo Sacerdote, incluye toda la naturaleza humana, varón y mujer, el sacerdocio ministerial debería estar abierto también a las mujeres, y así repre­ sentaría más perfectamente el supremo sacerdocio completo de Cristo 21. La verdad es que este argumento no convence. A mi juicio, lo mismo que no tienen valor los argumentos usados por muchos cató­ licos, que se fundan en la condición masculina de Cristo para excluir a la mujer del sacerdocio, porque no puede representar a Cristo varón, tampco esta argumentación teológica del Dr. Runcie tiene validez para exigir que la mujer debe acceder al sacerdocio, a fin 19 Enchir.Oecum., 2, pp. 757-761. 20 Ibid., pp. 758-759. 21 Ibid., p. 759.