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118 DOMICIANO FERNÁNDEZ Runcie citó unas palabras de Juan Pablo II en su reciente visita a Suecia: «La unidad no sólo abraza la diversidad, sino que se reali za en la diversidad». Todavía añadió una evocación a los conflictos de la primitiva Iglesia: «Cuando hay discrepancia entre cristianos, que recientemente han descubierto cuánto tienen en común, es hora de intensificar consultas recíprocas. Esto ha sido siempre así desde el tiempo del Concilio de Jerusalén, de que hablan los Hechos de los Apóstoles». No pasaron desapercibidas al Papa estas alusiones, pues cono cía el texto de Runcie de antemano. En su homilía no responde directamente al arzobispo, pero orienta su discurso en otro sentido, hacia la responsabilidad que incumbe a la autoridad docente de la Iglesia para discernir la doctrina y la praxis que forman parte del «depósito de la fe», que nos ha sido confiado y que debemos guar dar (cf. ITim 6,20). Como enseña el Vaticano II, «el oficio de inter pretar auténticamente la Palabra de Dios, escrita o en forma de tra dición, ha sido encomendado únicamente al magisterio vivo de la Iglesia» (E)V, 10). El papel específico de los obispos, que ha de desempeñarse en comunión con la sede de Pedro, es vital para ase gurar la unidad y la continuidad de la fe, si hemos de transmitir la fe de Pedro, de Gregorio y de Agustín, si hemos de evangelizar, una vez más, los pueblos de Europa y predicar el Evangelio a los pue blos del mundo»12. IV. ÚLTIMA ETAPA (1992-1994): PRIMERA MUJER OBISPO Dada la evolución que se había seguido en diversas Iglesias de la Comunión anglicana, era inevitable que la Iglesia de Inglaterra aceptase más tarde o más temprano dicho proceder. Era la política de los hechos consumados. Poco después de la XII Conferencia de Lambeth tuvo lugar la primera ordenación de una mujer como obispo. El 11 de febrero de 12 Osserv. Rom., 2-3 oct. 1989, pp. 6-7. Sobre toda esta cuestión véase el exce lente estudio de H. D o m ín g u ez P é r e z , La ordenación sacerdotal de la muier. El debate anglicano-católico. Proyección 40 (1993) 193-208.
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