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116 DOMICIANO FERNÁNDEZ la Comunión anglicana están decididos a continuar buscando la unidad que quiere Nuestro Señor y a proseguir la búsqueda de la unidad plena y visi­ ble, en la cual se hallan empeñadas nuestras dos Comuniones. Que Dios nos conceda este don y la gracia de recibirlo». Respuesta de Juan Pablo II al arzobispo de Cantorbery La respuesta de Juan Pablo II vendrá cuatro meses más tarde, el 8 de diciembre de 1988. Le agradece la cortesía de haberle infor­ mado sobre el desarrollo de la Conferencia y, al mismo tiempo, le manifiesta su preocupación por las decisiones tomadas. Me limito también aquí a los puntos esenciales. 1. En primer lugar reconoce los signos de apertura hacia una más plena comunión con la Iglesia católica manifestados en el discurso de aper­ tura y en las resoluciones adoptadas sobre la Relación final de la ARCIC I. «Al mismo tiempo debo manifestar mi inquietud en lo que concierne a los desarrollos de Lambeth, que parecen haber puesto nuevos obstáculos en el camino de reconciliación entre católicos y anglicanos». 2. La forma en que la Conferencia de Lambeth ha tratado la cuestión de la ordenación de mujeres ha creado una situación nueva que provoca perplejidad entre los miembros de la segunda Comisión Internacional angli- cana-católico-romana (ARCIC II), a los que en 1982 nosotros dimos el man­ dato de estudiar «lo que nos impide reconocer recíprocamente los ministe­ rios de nuestras dos comuniones». La ordenación de mujeres para el sacerdocio en algunas provincias de la Comunión anglicana, así como el reconocimiento del derecho de cada provincia a proceder a la ordena­ ción de mujeres para el episcopado, parecen anticiparse a ese estudio y bloquean de hecho el camino del reconocimiento mutuo de los ministe­ rios». 3. «La Iglesia católica, al igual que la Iglesia ortodoxa y las antiguas Iglesias orientales, se opone firmemente a este desarrollo, considerándolo como una ruptura con la Tradición, de tal naturaleza que ella no tiene com­ petencia alguna para autorizarla. Parecería que la ordenación de mujeres en la Comunión anglicana no ha tenido suficientemente en cuenta las dimensiones ecuménica y eclesiológica de la cuestión». 4. Siendo un hecho que la Comunión anglicana se halla en diálogo con la Iglesia ortodoxa y las antiguas Iglesias orientales, es urgente conce­ der mayor atención a este aspecto, de forma que pueda evitarse la erosión seria del grado de comunión entre nosotros».

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