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FUNDAMENTALISIMO BÍBLICO 87 9.1.3. A los teólogos de la Nueva H erm en éu tica les preocu­ pa el problema de «la comunicabilidad de la revelación cristiana al hombre contemporáneo». Si el mensaje cristiano sigue siendo váli­ do en nuestros días, ¿en qué lenguaje debe ser expresado? No le falta razón a Ebeling cuando nos habla de «una conmovedora his­ toria de martirio secreto que se sufre en la enseñanza de la reli­ gión y en la misión pastoral, cuando no provoca más que la indo­ lencia de los cristianos...»: Si desde un punto de vista puramente objetivo la predicación del cristianismo constituye hoy una tarea extraordinariamente difícil, se debe al hecho de que esta predica­ ción en el mundo moderno se presenta en una lengua extraña... La cristiandad se ha acostumbrado a vivir en un doble hábitat, el de la Iglesia y el mundano, y a mantener, una junto a la otra, sus dos lenguas: la lengua cristiana — con la honorable pátina de vein­ te siglos— y la lengua de la realidad actual... No se trata (en la lengua de la predicación) de la comprensibilidad de cada una de las palabras, sino del puro y simple comprender; no se trata de hallar un medio nuevo de expresión, sino del nacimiento de una nueva lengua. «Al igual que su maestro Bultmann, tanto Ebeling como Fuchs conciben al hombre como un poder-ser que se halla continuamente frente a la elección abierta hacia el futuro y que llega a ser auténti­ co si toma de hecho la decisión que su autocomprensión le ofrece. Mas incluso para ellos, cristianos creyentes, el hombre hallará su autenticidad únicamente en su relación con Dios y con la Palabra de Dios, o si quiere, mediante la autocomprensión que procede de esta Palabra y abriéndose a un futuro de salvación mediante una decisión que brota de la fe»70. El DPCB se refiere a este método de acercamiento a la Biblia, resumiéndolo de la forma siguiente: «La hermenéutica de la Palabra desarrollada por Gerhard Ebeling y Ernst Fuchs parten de otro acer­ camiento y suponen otro campo de pensamiento. Se trata de una teología hermenéutica más que de una filosofía hermenéutica. Ebe­ ling está de acuerdo, sin embargo, con autores como Bultmann y Ricoeur para afirmar que la Palabra de Dios no encuentra plena- 7 0 V. M an u cci, o . c ., 284.

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