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84 FELIPE F. RAMOS 0 n 5,39). La vida está en Dios y Él la comunica, a través de su Hijo, a todos aquellos que la acogen en la fe (Jn 5,21-27; Rom 9,3-5). Nadie puede conseguir la vida por su propio esfuerzo. Las Escritu­ ras son un medio para entrar en contacto con Dios. No son Dios. Desde ellas se puede descubrir el camino, la andadura de Dios, que culmina en Cristo 66. Para descubrir a la Biblia como flecha indicadora de la andadu­ ra de Dios, del camino que Él ha abierto para la salvación del hom­ bre, hay que adentrarse en su constitución y en su verdadera natu­ raleza; para valorarla como palabra de Dios hay que acercarse a ella con fe adulta y con gran sensibilidad; hay que leer sus páginas tra­ tando de tender un puente entre el pasado remoto, en que fueron escritas sus páginas, y el presente, en el que nosotros las leemos. Para lograr esta finalidad los caminos son diversos. Mencionamos a continuación los más significativos. 9.1.1. El método histórico-crítico lo situamos en el punto de par­ tida. Como afirmamos más arriba, sigue siendo el rey, también en el presente DPCB. Pero el nacimiento, fijación, influencias, resonancias literarias, reconstrucción del texto... no agotan la dimensión bíblica del mismo. Puede centrar su atención únicamente en los aspectos humanos de la revelación bíblica, «error en el que a veces cae el méto­ do histórico-crítico» (Discurso previo del Papa a la IBI, n. 14). El error consistiría en dejar el texto anclado en el pasado como letra muerta, por muy viva y exacta que resultase su reconstrucción literaria. Como afirma U. Luz, «el inconveniente mayor de la exége- sis histórico-crítica actual es que aisla un texto en su propio tiempo y en su propia situación originaria, impidiéndole así decir algo sobre el presente». Y cita la frase siguiente de H. G. Gadamer: «El texto que se intenta comprender históricamente es privado de su preten­ sión de decir la verdad»67. Para que esto no suceda, U. Luz acude a la historia de la exé- gesis y, sobre todo, a la historia de la influencia, entendiendo por 66 F. F. R am os, El Anuncio del Evangelio, 98. 67 U. Luz, El Evangelio según san Mateo, Sígueme, Salamanca 1993, 109.

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