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FUNDAMENTALISIMO BÍBLICO 83 9. DIVINIZACIÓN DE LA ESCRITURA Los cuatro puntos que el DPCB sintetiza en este párrafo nos confirman en la idea, anunciada desde el principio, de que dicho documento trasciende con mucho los límites de la exégesis católica y nos sitúa dentro del misterio de la misma Iglesia. El párrafo 9.°, que constituye la base de nuestra reflexión, lo expresa así: Finalmente, en su fijación sobre el principio de la «sola Scrip- tura», el fundamentalismo separa la interpretación de la Biblia de la Tradición guiada por el Espíritu, que se desarrolla auténti­ camente, en conexión con la Escritura , en el seno de la comuni­ dad de fe. Le falta reconocer que el NT ha tomado forma en el interior de la Iglesia cristiana, y que es sagrada. Escritura de esta Iglesia, cuya existencia ha precedido a la composición de sus tex­ tos. El fundamentalismo, por ello, es frecuentemente antieclesial: desprecia los credos, los dogmas y las prácticas litúrgicas que se han vuelto parte de la tradición eclesiástica, así como la función de enseñanza de la misma Iglesia. Se presenta como una forma de interpretación privada, que no reconoce que la Iglesia ha sido fundada sobre la Biblia, y nutre su vida y su inspiración en las Escrituras. 9.1. L a escritu ra n o p u e d e ser d iv in iza d a La sublimación de la Escritura, basada en el principio de «sola Scriptura», tal como es presentada por los fundamentalistas, iría en contra de la naturaleza de la Iglesia, en contra de la Escritura misma y en contra de las declaraciones solemnes del cuarto Evangelio, que afirma su relativización aduciendo el testimonio de Jesús. Ni siquiera la B iblia p u ed e ser absolu tizada. Los judíos se glo­ riaban de su fidelidad a la ley de Moisés y esperaban que éste fuese su abogado ante Dios ( J n 5,41-48). Pues bien, dice Jesús, os equivo­ cáis. Moisés no será vuestro abogado. Será vuestro fiscal. Os habéis quedado en la letra de la Ley y no habéis alcanzado el espíritu de la misma, que lleva a Cristo. Las Escrituras rinden testimonio elocuente a favor de Jesús, con tal que no se las d iv in ice , como habían hecho los judíos, p en sando encon trar en ellas la vida eterna

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