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80 FELIPE F. RAMOS conseguir con una conversación, cuyo propósito es provocar un cam­ bio de mentalidad en las partes implicadas en el diálogo?». En una palabra, lo que se puede esperar del fundamentalismo es un nuevo intercambio de testimonio, no un esfuerzo de comprensión mutua. b) No es admisible , porque su contacto con el pluralismo, que los fundamentalistas identifican, erróneamente, con el relativismo, constituiría un peligro y una amenaza. Porque podría vencer o con­ vencer aquel que está en error —como los padres conciliares, al reconocer el derecho de la libertad religiosa... 63. c) Debe ser combatido, porque el principio de «vive y deja vivir» puede llegar a socavar los fundamentos en que se apoya el fundamentalismo. La única actitud coherente ante el pluralismo-rela­ tivismo es la del contraataque. d) Es superfino, desde el mometo en que toda investigación científica tiene como postulado básico una visión «antropológica», porque el centro de toda investigación es el sujeto humano, el hom­ bre. Este aspecto «puede interesar al fundamentalista en cuanto psi­ cólogo o simple ciudadano, pero carece de toda credibilidad teoló­ gica, dada la radical falibilidad de la naturaleza humana caída, condición que anula toda posibilidad de dar un testimonio fiable sobre el ámbito de lo divino. Lo que se requiere para que esta aten­ ción sea totalmente fiable es una autoridad absoluta omnímoda» 64. El aspecto antropológico de la revelación pertenece a la esencia de la misma. Dios habla para el hombre y del hombre. Ahora bien, el destino de la revelación es el que condiciona la validez de su lengua­ je. Éste sirve en la medida en que es entendido por su destinatario. Cuando resulta ininteligible se hace necesaria la interpretación. Las consideraciones siguientes deberán ser orientativas al respecto, inclu­ so normativas, si no queremos asistir a un diálogo de sordos. 8.3.1. Tan importante es el conocimiento de los destinatarios de la revelación divina como el origen y el contenido de la misma. En este principio se apoya la necesidad y urgencia de la incultura- 63 M. E. M arty , art. cit., 394 - 395 . 64 M. E. M arty , art. cit., 401.

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