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78 FELIPE F. RAMOS general ante el poder sin precedentes y la sobrehumana responsabi­ lidad del hombre en la era atómica; es un síndrome de sobrecarga que probablemente ha aparecido en Estados Unidos antes de pro­ pagarse a los demás países»60. Como en el libro bíblico del Apocalipsis, los hilos de la historia los conduce Dios, no el emperador romano. La diferencia radical está en que cuando el Vidente de Patmos se expresa así, el poderío humano era más moderado y era también, había sido, Dios quien había introducido el tiempo escatológico, es decir, aquel en el que Él mismo aparecería en la historia con su poder salvador. El tiempo «escatológico» dentro del fundamentalismo significa la revelación del absoluto poder destructor que el hombre tiene en sus manos mediante el control o descontrol de la utilización del poder atómico. «Habrá que observar también que las instituciones, las jerar­ quías y los grupos selectos pueden reaccionar de manera fundamen- talista cuando la complejidad de las circunstancias amenaza con hacerles perder la cabeza. Por ejemplo, el régimen de Stalin era un auténtico fundamentalismo; y de ese mismo modo han reaccionado Reagan y Bush ante unas circunstancias incontroladas que se les iban de las manos. Otro ejemplo particularmente significativo es la actual política del Vaticano»61. La mentalidad apocalíptica moderna es mucho más peligrosa que la antigua. Ésta era la expresión de la realidad cristiana revesti­ da de una imaginería frondosísima. La apocalíptica era un género literario. La concepción apocalíptica actual resulta pavorosa por la interpretación literalista que los fundamentalistas hacen de ella. Es la comúnmente conocida como la política de Harmaguedón. (Igno­ ramos la procedencia del nombre. Probablemente se refiere al monte de Meguiddo, la ciudad palestinense donde tuvieron lugar dos batallas decisivas, para bien o para mal, en Israel (Jue 4,4ss; 5,19; 2Re 23,29; 2Cron 35,20ss.). En el libro del Apocalipsis se trata de la batalla del gran día del Dios todopoderoso (Apoc 16,16). Los fundamentalismos han actualizado esta imaginería apoca­ líptica hiscorificándola en sus fantasías sobre Harmaguedón, la céle- 60 G . M üller -F ahrhnholz , 410. 61 G. M üller -F ahrenho lz , 411.

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