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FUNDAMENTAUSMO BÍBLICO 77 del pueblo. La segunda enseñanza está centrada en la necesidad d e ev itar la in terp retación d e la B ib lia qu e ellos h a c en : literalismo craso e injusto con ella; tergiversación simplista y malintencionada de su verdadero sentido; fanatismo aferrado a un historicismo rebus­ cado de los textos; individualismo sectario, que intenta buscar el aumento cuantitativo de los miembros de la secta; utilización de los textos bíblicos para una finalidad que no es la suya; cálculo de los orígenes y del fin del mundo sobre la base de una interpreta­ ción literalista de los relatos sobre la creación... 8 .2 . P r o d u c e id ea s po lític a s y so c ia les co n tra ria s al E v a n g elio El ilimitado progreso humano, sintetizado en su poderío ató­ mico, ha convertido al «homo faber» en «homo destructor sui futuri»59. Con su inmenso poder, el hombre puede hacer volver el cosmos al caos original. ¿Cuál es la postura que debe tomar el hombre ante semejante situación? El hombre se ha insertado inconscientemente en un tiempo «escatológico». (El adjetivo que acabamos de usar tiene en este contexto un significado completamente distinto al que le da la Biblia y, en particular, el NT). Si el comienzo de la historia está claro desde la cosmología des­ crita en el Génesis (es el aspecto que destacamos en el número ante­ rior), el fin de la misma debe estarlo desde el milenarismo apocalíp­ tico. El hombre deja de ser protagonista de su propia historia. El fundamentalismo apocalíptico que hoy cobra fuerza en los Estados Unidos es, ni más ni menos, el rechazo de ese desafío, es decir, no querer o resistirse a admitir el hecho de que, con la llegada de la era atómica, todo nuestro futuro adquiere un carácter de tiempo escatológico. «Se rech a z a d e la m an era más absolu ta ese p o d e r sin p receden tes d el hom bre d e hoy. Y, en su lugar, se erigen como ver­ daderos protagonistas de la historia Cristo y el Anticristo. El hombre y todos sus poderes se verán reducidos a meros siervos de esa lucha cósmica, que va a traer como consecuencia un monstruoso vacia­ miento de las responsabilidades políticas. Por tanto, el fenómeno moderno del fundamentalismo apocalíptico refleja una capitulación 59 G. M ü ller -F a h r e n h o l z , art. cit., 410.

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