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74 FELIPE F. RAMOS del hombre; acepta la expresión «eclesial» de la fe como algo tan actual que no sólo habla para él, sino que habla de él; ve realizado y realizándose el misterio de la revelación divina al caer en la cuen­ ta de que el destinatario de la misma, que es el hombre que escu­ cha, es el esencial punto de mira y de referencia del origen y conte­ nido mismo de la manifestación de Dios. La formulación de la fe excluye el fu turo porque, en cuanto tal, el tiempo futuro nos ofrecerá nuevas circunstancias, a las que deberá adaptarse para que el hombre del futuro pueda entenderla como algo interesante que plenifique su vida. El hombre no se deci­ de ante el futuro, sino ante la realidad que tiene delante. La formu­ lación de la fe para el futuro exigiría una anticipación que siempre sería aventurada. Subrayemos que la exclusión del futuro tiene en cuenta únicamente la formulación de la fe, no la fe misma. Más aún, ésta es esencialmente futuro. Aducimos un célebre texto al que se ha acudido siempre para presentar lo específico de la fe: es la garantía de lo que se espera y la prueba convincente de las reali­ dades que no se ven (Hebr 11,1). La fe religiosa, antes que un conocimiento de verdades que no se ven, hay que entenderla como un compromiso del hombre ente­ ro con la única Verdad, el Dios vivo, que nos sale al encuentro. Más que un tener, un saber o un poseer, la fe es un «ser poseído», un «ser apresado por Cristo Jesús» (Fil 3,12). Este encuentro no excluye el conocimiento y la tradición doctrinal, sino que lo integra: la fe en la persona supone la fe en la palabra que dice la persona. Entendi­ da así la fe cristiana, es una experiencia y una vida, un participar de la vida del Dios que se nos da: el que cree en el Hijo tendrá la vida eterna (Jn 3,16; 11,25; 30,31). El Vaticano II, teniendo en cuenta los diversos aspectos o ángu­ los desde los que puede ser entendida la fe, recurrió al principio de «integración». El concepto de la fe se había distanciado bastante de lo que la sagrada Escritura dice de ella. Por otra parte, dicho concepto se correspondía con el que se ofrecía acerca de la revela­ ción 57. 57 F. F. R am os , Expresión eclesial de la fe, en Varios, Iglesia en Camino, Sala­ manca 1993, 101-105, 120-122.

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