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54 FELIPE F. RAMOS Cuando un buen número de teólogos contemporizadores se deci­ dieron a adoptar la teoría evolucionista como una interpretación his­ tórica y, por consiguiente, como algo más que una hipótesis mera­ mente biológica y natural, los fundamentalistas reaccionaron con violentos contraataques. En los Estados Unidos se puso en marcha un movimiento lla­ mado «creacionismo», cuyo propósito era refutar la teoría de la evo­ lución, contrarrestar su influencia en la escuela pública, y competir con ella ofreciendo una alternativa a las corrientes científicas que se imponían desde los laboratorios. Los creacionistas, como se llama­ ban ellos mismos, no podían admitir el enfoque evolucionista de otros grupos cristianos como legítimamente reflexivo; para ellos, ese enfoque era simplemente una negación arbitraria de los datos más evidentes que Dios ha dejado en la naturaleza y de las afirmaciones más incontestables del libro del Génesis. El fundamentalismo católico-romano no se opuso excesiva­ mente a la evolución natural de las especies; esta batalla no forma parte de su historia, sobre todo porque los textos más significati­ vos para los fundamentalistas católicos no están tomados de la Biblia... Esto prueba que no domina aquí un anti-modernismo ciego ni un simple «oposicionalismo». Sino que para los fundamentalistas se trata del dominio infalible e ilimitado de su «fundamento», que está por encima de los métodos y resultados científicos. Tan sólo en caso de conflicto se dice que lo blanco es negro, si la autoridad divina así lo afirma; o que Jesús no tuvo hermanos, porque el dogma de que su Madre permaneció siempre virgen lo excluye. También para los musulmanes la pureza no falsificada y la inerrancia fundamentan el «título universal» del Corán, que le da derechos no sólo sobre todos los hombres, sino también sobre todos los ámbitos de la vida. Por eso, Elshahed dice que los mandamientos y prohibiciones del Corán «se hallan fundamentados racionalmente», sin que se mencio­ nen pruebas racionales, porque no se trata de la conformidad con la razón humana autónoma, sino de los derechos totales de la reve­ lación coránica sobre la razón humana»49. 49 J. M oltm ann , art. cit., 541; M . E. M a rty , art. cit., 397.

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