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1UNDAMHNTALISMO BÍBLICO 43 to en el pecado, así las palabras de Dios, expresadas en lenguas humanas, se han hecho en todo semejantes al lenguaje humano, menos en el error” (EB, 559). Recogida casi el pie de la letra por la constitución conciliar Dei Verbum (n. 13) esta afirmación pone de relieve un paralelismo rico de significado. Así termina la compara­ ción de lo afirmado por el Papa en el DPCB, § 8, n. 6». «Es verdad que la puesta por escrito de las palabras de Dios, gracias al carisma de la inspiración escriturística, fue un primer paso hacia la encarnación del Verbo de Dios» (n. 6, § 2.°, p. 8). «En consecuencia, las dos Encíclicas exigen que los exégetas católicos estén en plena armonía con el misterio de la Encarnación, misterio de unión de lo divino y lo humano en una existencia histó­ rica completamente determinada». «La Iglesia de Cristo toma en serio el realismo de la Encarnación, y por eso atribuye gran importancia al estudio histórico-crítico de la Biblia» (n. 7, p. 9). El último párrafo es particularmente significativo. La unión de lo humano y de lo divino es un misterio, el misterio de la Encarna­ ción. Y este misterio ha sido comunicado al hombre en una existen­ cia histórica completamente determinada. La unión de lo humano y de lo divino se ha realizado en Cristo. En Él, en la constitución de su propio ser, han intervenido Dios y el hombre, aportando cada uno lo que le es propio: lo divino y lo humano. Un misterio que fue ensayado y anticipado en las palabras humanas que considera­ mos como la palabra de Dios. Refiriéndonos al último de los párra­ fos citados del discurso del Papa, previo al DPCB: «La Iglesia toma en serio el realismo de la Encarnación, y por eso atribuye gran importancia al estudio histórico-crítico de la Biblia», se explica que el realismo de la Encarnación obligue a la Iglesia a tomar en serio el estudio histórico-crítico de la Biblia: «Al igual que la Palabra sustan­ cial de Dios se hizo semejante a los hombres en todo, excepto en el pecado, así las palabras de Dios, expresadas en lenguas huma­ nas, se han hecho en todo semejantes al lenguaje humano, excepto en el error». Lo divino y lo humano en las relaciones con Dios se concreta en tres frases: Dios se h iz o P a la b ra , es decir, se autoexpresó de forma perfecta, se reflejó totalmente, imprimió su imagen y fotogra­ fía exactas, hizo un calco idéntico de su propio ser en su Palabra.

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