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FUNDAMENTALISIMO BÍBLICO 39 dosis de sacrificio, que constituyen el fundamento de una nueva esperanza para la sociedad. La Biblia proclama a Jesucristo como objeto de fe cristiana, tanto en su divinidad como en su humanidad; el liberalismo, por su parte, ve en Jesús un ejemplo meramente humano de fe. El mensaje central de la Biblia consiste en que la sal­ vación del pecado es obra exclusiva del sacrificio redentor de Jesu­ cristo, Hijo de Dios; el liberalismo proclama que es el propio ser humano el que se salva de su indolencia en hacer el bien. La acción del “misionero cristiano” consiste en predicar que la salvación del hombre es obra de la redención operada por Cristo; “la acción misionera del liberalismo tiene como finalidad difundir los logros de la civilización cristiana”»43. La «defensa de la ortodoxia» nació como consecuencia de la total negación de la misma. Se repitió, en relación con el fundamen- talismo moderno, la misma actitud que dio origen al fundamentalis- mo en sentido estricto. De nuevo se aferró a la inerrancia total de la Biblia como el fundamento de los fundamentos. La batalla en torno a la Biblia será la que decida la guerra entre la auténtica fe cristiana y su falsificación por parte del liberalismo44. E l fundamentalismo actual no es, sin embargo, puramente repetitivo. Es restauracionista y se halla «modernizado». No sólo por­ que valora los adelantos tecnológicos, a los que recurre para darse a conocer y hacer su proselitismo, como la televisión, sino porque acepta unas convicciones consideradas como inadmisibles por sus antepasados. Son los siguientes: a) el individualismo, que permite situar al individuo cara a cara frente a Dios. La Iglesia es únicamente un instrumento de la gracia y existe por un acto de la voluntad de los individuos que la componen. Nada de institución divina; b) aceptación del racionalismo científico, exigida por el con­ tenido intelectual y cognoscitivo de la fe. Pero la religión y la cien­ cia se cruzan, y por eso pueden chocar en ocasiones. Sobre este aspecto remitimos a lo dicho sobre los campos de competencia de la Biblia; 43 J. G resham M ach en , citado por M. Volf, art. cit., 527. 44 M. V o lf , art. cit., 527.

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