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FUNDAMENTALISIMO BÍBLICO 35 más allá del terreno académico, de la investigación o de la praxis vital? El fundamentalismo hizo su aparición violenta desde la convic­ ción profunda de que «cualquier tiempo pasado fue mejor», por enunciarlo de un modo popular. Si esto era así, lo que procedía era volver al pasado o, mejor dicho, convertir el pasado en criterio nor­ mativo del presente. Para decirlo más técnicamente, tenemos la siguiente definición, que nos proporcionan dos eminenles soció­ logos: «El fundamentalismo es un movimiento que reivindica la autori­ dad de una sagrada tradición, que hay que restaurar como antídoto para una sociedad desviada de sus anclajes constitutivos». Desde una perspectiva sociológica, el fundamentalismo incluye: 1) un rechazo de la diferenciación radical entre sagrado y profano, fruto de la modernización, y 2) un proyecto de unificación institucional de esa dicotomía, para reponer la religión en el centro de la vida social como un factor decisivo y un punto esencial de referencia para las decisiones en materia de política social37. El pasado, excesivamente idealizado, no se puede repetir, pero se debe restaurar. Sería el mismo edificio, que ha sido rejuvenecido recurriendo a los medios tecnológicos del momento. El edificio, que permanece siendo el mismo, sería la autoridad de una tradición sagrada y venerable, que recibiría distintos nombres según los movi­ mientos o instituciones en los que el fundamentalismo haya tomado carta de naturaleza; el principio de la «sola Scriptura» o del «primado del romano pontífice» estarían en la base del fundamentalismo pro­ testante y del católico, respectivamente, así como la unificación del poder civil y religioso en una sola persona definiría el fundamenta­ lismo islámico, tal como fue ejercido por el Ayatolá Jomeini. Los conservadores son repetidores, los fundamentalistas son restauradores. Éstos utilizan lo moderno, evitando caer en las estruc­ turas del modernismo. «Sólo hay fundamentalismo donde existe una oposición consciente a las fuerzas que provocan cambios; ahora bien, esa oposición consciente sólo puede producirse donde existen fuerzas capaces de introducir un cambio. Todo fundamentalismo 37 Anton S hu pe y Jeffrey H ad d en , cits, por J. A. Coleman, art. cit., 438.

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