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FUNDAMENTALISIMO BÍBLICO 19 ciencia» de los que avanzan, en su opinión, hacia lo desconocido. Incluso los más «silenciosos» tienen miedo del «neomodernismo» con­ siderado como más grave todavía que la crisis de comienzos de siglo. En este caso, su non possumus, no les ha conducido a la rup­ tura. Tratan de mostrarse totalmente fieles a la auténtica tradición y a la ortodoxia católica, como dicen ellos. El integrismo no es sólo un fenómeno histórico; se trata tam­ bién de una actitud mental que es necesario tener en cuenta, como todas las realidades de este género, so pena de grave error. Su unión con la doctrina católica del pasado es tan fuerte que constituyen una unidad con ella. Es como una unión sustancial. Desde ella es desde donde surge el grito de non possumus, nos es imposible acep­ tar este tipo de «novedades» porque son una claudicación de la herencia recibida 15. En 1947, el cardenal Suhard, en una carta pastoral célebre, Essor ou déclin de VÉglise , piensa que el integrismo es un error de pers­ pectiva que reviste tres formas: la primera, doctrinal , confunde, según él, «la integridad de la doctrina con su ropaje literario»; la segunda, táctica, «tiende a huir de o a combatir contra el mundo»; la tercera, moral, «proclama el divorcio entre el mundo y el cristia­ nismo». Diez años más tarde, el arzobispo de Bourges, monseñor Lefé- vre, piensa que el integrismo es «incapaz de distinguir... lo que está fijado definitivamente en el orden doctrinal, lo que es susceptible de progreso y lo que queda todavía a la libre discusión de los teó­ logos». Ambos diagnósticos son exactos, aunque puede que no sean completos. Habría que añadir, para matizarlos, que las personas que sostienen esta orientación de pensamiento sienten confusamente una cierta tendencia a no percibir, o a dejar de un lado, lo que Y. Congar llama «la fuente de abajo», es decir, la «plenitud de una creación despierta, activa en sus investigaciones, en sus plantea­ mientos, en el crecimiento y en la multiplicación» para no quedarse más que con «la fuente de arriba», la cual no tiene por qué ser Cris- 15 Y. M a r c h a s s o n , Integrismo, en Diccionario de las religiones (ed. P. Pou­ pard), 861-862.

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