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382 ENRIQUE LLAMAS-MARTINEZ Conocía a la perfección los textos de los Santos Padres, que en ocasio­ nes cita por las ediciones modernas y más autorizadas en su tiempo. Cono­ cía también al detalle las teorías de los modernistas, de los racionalistas, de los representantes de la nueva filosofía, a los que cita de primera mano. Lo mismo cabe decir de los antiguos herejes, a los que cita y censura a través de la clásica obra de A. de Castro 19. Expone con detalle algunos errores modernos, como la doctrina de los jansenistas acerca de la divina gracia, y la teoría quietista de Miguel de Molinos. 3. Autor de un curso de Filosofía Juan de Consuegra es ante todo un teólogo. Pero, ¿escribió también un curso de filosofía escolástica? Nada se ha dicho sobre este particular, a lo que yo conozco. Los elencos bibliográficos, que conocemos, no hacen la más leve insinuación sobre esto. Tampoco los catálogos de manuscritos del siglo XVIII registran ninguna obra filosófica a su nombre. No obstante, podemos aventurar una respuesta afirmativa a esa pregun­ ta, que es algo más que una simple hipótesis. En efecto: al tratar el tema del modo del aumento de la caridad en el tratado teológico sobre las virtu­ des teologales, confiesa que este tema presenta muchos y complejos proble­ mas, que no puede explicar ni resolver en ese lugar. Advierte que algunos de esos problemas pertenecen a la teología moral, otros a la filosofía... A propósito de esto añade esta significativa frase: Quae omnia revera philosophorum sunt, non Theologorum; idcirco, ad nostrum Cursum philo- sophicum totam referimus disceptationem, heic mérito missa facimus 20. No sé si esta frase se refiere a una obra ya realizada y a un curso de filosofía ya redactado, o a un proyecto de futuro. Me inclino a aceptar la primera alternativa. Y aún en el segundo supuesto, opino que Consuegra llevaría a efecto la obra proyectada. Una referencia tan precisa no puede tener como objeto un futuro incierto. Aparte de esto, en otro lugar de su Cursus teológico remite a sus lectores a su tratado de Lógica. Ocurre esta referencia al determinar y explicar cual es el objeto formal de la teología. El hace una exposición breve y suscinta. Y para quien desee explicaciones más prolijas le da esta 19. Alfonso de CASTRO (1495-1558), «Adversus omnes haereses», París 1543. Fue una obra muy leida y consultada, como consta de las múltiples ediciones que tuvo. 20. Juan de CONSUEGRA, «Cursus... Theologicus», Tractatus de Virtutibus Theologicis, disp. IV, q. 3; t. II, p. 619.

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