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• Este criterio fue un imperativo para nuestro autor. Consciente de su función pedagógica, insiste en transmitir a los lectores de su Curso los sentimientos, de los que él personalmente estaba animado. Sentimientos de respeto y veneración, en particular hacia los grandes Maestros y repre­ sentantes del escolasticismo medieval, cuya autoridad había refrendado la Iglesia de manera más o menos oficial, con el reconocimiento de su doctri­ na: Santo Tomás de Aquino, san Buenaventura, Duns Escoto, A. de Hales, Alberto Magno... Todos ellos buscaron diversiis mediis la misma meta: la verdad. Por eso, a pesar de que aconseja a sus discípulos seguir a Escoto, les recuerda también: «...necessarium existimamus nostris tyronibus Subtilem adstrictis sequi, praeve- nire eorum mentes» (t. I, p. 41), para que no se cierren ciegamente a una sola Escuela, o a un solo Maestro, por autorizado que sea, de tal manera «ut alias (sententias) haud pretio habeant (ibid.). Hay que ponderar toda la fuerza que tiene este convencimiento. Juan de Consuegra estaba tan persuadido de esto, que al final de la disputa primera incluye un monitum tyronibus, en el que les recuerda una vez más cual debe ser su actitud en esta materia: «Scholae... variis veluti viis eandem veritatem quaerunt. Idcirco, nullam reiciant (tyrones), licet diversam sequantur Scholam. Proprias amplectatur sententias ju- ventus, non quia suas, sed quia rationales; id ipsum de suis oppositis sententiis haud dubitet» (t. I, disp. 1, pp. 46-47). • Pienso que se puede afirmar que Juan de Consuegra practicó un escotismo moderado, de ninguna manera intransigente. Rechazó la oposi­ ción y la lucha entre las Escuelas de teología, siguiendo y aplicando la vía de la complementariedad, para mantener la preciosa unidad, que es una prerrogativa de la verdad. Esta es precisamente la trayectoria que ha marcado la historia del pen­ samiento en la edad moderna, según la interpretación de J. Chevalier: la armonía, el asenso y la concordia complementaria. Porque incluso en figu­ ras claves del modernismo, como Descartes y Pascal, se «vislumbran solo y aisladamente aspectos parciales de la verdad, y solo en su conjunto la verdad y la realidad total, una y la misma cosa, que sirve para que el caminar espiritual del hommbre no sólo sea incesante, sino prograviso y espe- ranzador»60. 60. J. CHEVALIER, «Historia del Pensamiento..., III: «El Pensamiento moderno», Ma­ drid, Ed. Aguilar, 1963, p. X. (En el prólogo de José Antonio Míguez). JUAN DE CONSUEGRA Y SU APORTACION AL ESCOTISMO ESPAÑOL 405 15

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