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JUAN DE CONSUEGRA Y SU APORTACION AL ESCOTISMO ESPAÑOL 401 A su lado y a su imitación, otras Ordenes religiosas, con menos repre­ sentación en teología, fundaron también o potenciaron sus propias Escue­ las en torno a alguno de sus más prestigiosos Maestros55. El Escotismo, como otros sistemas, alcanzó notable desarrollo y presti­ gio en la primera mitad de ese siglo, que se mantuvo casi hasta finales en la enseñanza oral y en las publicaciones. Esta tesis está históricamente constatada y universalmente admitida por los historiadores56. Dicho flore­ cimiento tuvo lugar especialmente en España, tanto y más que en otras naciones de Europa, aunque M. Grabmann no cite expresamente a ningún representante español entre los escotistas de este tiempo. Varios factores contribuyeron a mantener este ritmo y este ambiente. Por una parte, la enseñanza de la doctrina de Escoto que se impartía de manera oficial en las principales Universidades —a través de las cátedras propias, creadas en su mayor parte a partir de 1736—, y en los muchos Colegios que la Orden tenía diseminados por todas las regiones. Por otra parte, la publicación de obras y de valiosos manuales de theologia... iuxta mentem Seoti57. En atención a esto, se puede hablar de una muerte jurídica e institucio­ nal del Escotismo, cuando fueron suprimidas las cátedras de Escoto en las universidades españolas. Jaque mate llama a este fenómeno G. Zamora58. 55. Así nacieron: la Escuela Anselmiana, mantenida por los monjes Benedictinos; la Escuela Baconiana, que fundaron los Carmelitas, tomando como Maestro a Juan Baconthorp, de la que son exponentes Dionisio Blasco (h. 1672) y José Zagaglia (t 1711); la Escuela Luliana, inspirada en la doctrina de R. Llull; la Escuela Egidiana, restaurada por los Agustinos en los siglos XVII-XVIII. (Cf. M. G ra b m a n n , o . c ., pp. 247-253). 56. Dice V. SÁNCHEZ G il a este propósito: Si el período de máximo empuje de la Contra­ rreforma contó con una producción teológica muy notable de inspiración escotista, este ritmo logró mantenerse a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII» (V. SÁNCHEZ Gil, l. c., p. 745). G. Zarmora hace una afirmación en el mismo sentido: «Es bien sabido que el siglo XVIII conoció un florecimiento del Escotismo en las Universidades Españolas» (G. ZAMORA, l. c., p. 459). El Abate de Vayrac, en la relación de su viaje por España y en su visita a Salamanca, constataba que para los filósofos y teólogos españoles «Aristóteles, Escoto y santo Tomás son oráculos tan infalibles, que si alguien pensara en no seguir ciegamente a uno de los tres, nunca podría aspirar a ser tenido por buen filósofo» (L’Abbé de Vayrac, «Etat present de l’Espagne», París, 1716; citado por M . MlNDAN M a ñ er o , «La filosofía española en la primera mitad del siglo XVIII», en Rev. de Filosofía, XII, 1953, pp. 434-435). 57. Podemos hacernos una idea aproximada de lo que esto significó atendiendo a algu­ nos datos concretos. M. de Castro ha publicado un elenco de los tratados escotistas de autores españoles, de los siglos XIV-XX. El siglo XVII aporta 52 títulos y el siglo XVIII 45. Entre los dos aportan más del 70% del total (Cf. M. de CASTRO, l. c. (ver la nota 14), pp. 437-458; ver también el estudio citado de V. SÁNCHEZ Gil, l. c., pp. 703-750. 58. Cf. G . Z am o r a , l. c., pp. 456-473.

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