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398 ENRIQUE LLAMAS-MARTINEZ 2.°— Eclecticismo: El Eclecticismo es una característica muy destacada en el Cursus teológico de J. de Consuegra. No entiendo el eclecticismo aquí como el que practicaron algunos teólogos y filósofos de su tiempo, que ejercieron influencia en el ambiente de entonces: una amalgama de las corrientes de pensamiento dominantes entonces, de autores católicos y de los nuevos críticos del escolasticismo51. Me refiero a un eclecticismo como actitud, que supo incorporar a la teología dogmático-escolástica las aportaciones y los elementos de otras disciplinas afines, auxiliares y complementarias, como la historia bíblica y eclesiástica (Padres y Concilios, Escuelas teológicas...), la filología y la apo- legética. Juan de Consuegra realizó con pleno acierto ese intento de combinar lo escolástico con lo positivo. Podemos incluir su nombre entre aquellos teólogos a los que se refiere M. Grabmann, en este texto que refleja algu­ nos aspectos del ambiente de aquel tiempo: «Los autores de los mejores tratados dogmáticos de este período aspiraron a unir en forma breve los elementos positivo-escolástico-polémico, y dieron por lo común a sus obras el título de «Theologia dogmtico-Scholastica et polémica», a «Theologia dogmatico-positiva et polémica»52. Esta práctica se había hecho una constante en aquella época. El Cursus de J. de Consuegra se inscribe en este sentido en un ambiente de plena actualidad, en conformidad con las exigencias de la renovación de la teolo­ gía, y dentro del único camino por el que esta ciencia podía progresar y mantener el prestigio de que había gozado en otros tiempo. El título de ese Cursus resume todo esto: Cursus Dogmatico-Historico-Polemico-Scholas- tico-Theologicus. El Eclecticismo no fue circunstancial. Quedaba determinado por el con­ cepto mismo de teología, que expone ampliamente en la Disputatio única prooemialis, que precede al tratado primero (t. I, pp. 7-54). Obedece también a una profunda convicción y a un criterio, con el cual J. de Con­ suegra conectó plenamente con el momento teológico que le tocó vivir. 51. De este talante es el eclecticismo de Luis Joseph Pareyra, de Francisco Xavier Pérez y López y del Abate Juan Andrés (1741-1817), que intentaron lo que se llamó un armonismo onto-cosmológico, o un sincretismo de las teorías de Locke, Condillac Descartes, Newton, Gasendi... con los principios de la filosofía escolástica y la telogía (cf. A. Ballesteros y Beretta, o. c., VI, Barcelona, 1932, pp. 322-323. 52. M. G ra b m a n n , o . c ., p. 236. Esta actitud puede ser calificada como un verdadero eclecticismo, aunque este término lo acuñó medio siglo más tarde Víctor Cusin, en la lección de apertura del curso, diciembre, 1817 (Cf. J. CHEVALIER, «Historia del Pensamiento...» IV, Madrid, Ed. Aguilar, 1968, p. 405).

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