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373 EL MENSAJE SOCIAL DEL BEATO JUAN DUNS ESCOTO sino también la práctica del mundo occidental y es en él en quien se puede vislumbrar en un sentido real el inicio de la ciencia política moderna»26. Lástima que esta ciencia política moderna con todas las cosas buenas que se leen en la mayoría, por no decir en todas las Constituciones de los Pueblos, se queden en el aire al teorizar sobre la justicia, la paz y la libertad sin más fundamento que la veleidad del mismo ser humano. Es hermosa la nostalgia del amor verdadero que se refleja, por ejemplo, en la divagación literaria de un moralizador laico respondiendo a una joven quejumbrosa. Este le habría escrito: «Estoy desorientada. A mi alrededor veo nulidad y vacío. No merece la pena esforzarse... También se fue el amor. O también se estancó, ¿quién sabe? No estamos para amores». Y la respuesta: «Yo, sin embargo, creo en el poder salutífero y milagroso del amor. Hay que acercarse a él con humildad, porque nadie está obligado a dárnoslo, y agradecerlo si se nos da, y darlo nosotros sin esperar trueque. Nuestra soledad puede ser, para otros, muy buena compañía. Y viceversa». Hermo­ so, pero no trasciende el límite de la personal utilidad. Del amor trascen­ dente, de la «affectio iustitiae», parece hablar más bien José Luis Martín Descalzo cuando escribe: «El amor es cosa muy tierna y delicada. Y, si es auténtico, es mucho más importante que la vida. ¿O acaso queda vida cuando el amor se ha ido ?»27. El lenguaje, difícil y duro, no deja al lector mecerse en suavidades poéticas semejantes. Hace entrar directamente en la realidad escueta del amor sin paños calientes, en el Dios sin condicionamientos egoístas, único garante para una humanidad que, sólo desde el corazón de cada hombre poseído de tal amor, podría realizar la auténtica justicia en la paz y la libertad. Desde san Francisco y espabilados con el aguijón metafísico de Escoto, sea nuestro oficio de franciscanos dibujar sobre el mundo con nuestra vida el arco iris de ese maravilloso amor. Será la mejor poesía. Bernardino de ARMELLADA Roma 26. «Yet in a few sentences he has stated very clearly the essential elements of a theory of human society which was to revolutionize not only the thought but the practice of the Western world, and it is to him that we can trace in a very real sense the beginnings of modern political science». C. R. S. Harris, Duns Scotus, vol. II (The philosphical doctrines o f Duns Scotus), Oxford 1927, 357. 27. J. L. M artín D escalzo , Razones para la esperanza, M adrid 1984, p. 120.

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