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EL MENSAJE SOCIAL DEL BEATO JUAN DUNS ESCOTO 371 cuales están al mismo tiempo sometidas al voto de obediencia, permitiendo así que los mejores resuelvan con su autoridad los conflictos inevitables. Esto indicaría que, cuando las cosas son comunes, habrá que usarlas siem­ pre bajo el control del superior. Del gran interés de Escoto en su doctrina sobre el origen de la autoridad Partiendo del principio de libertad, que excluye el dominio de un hom­ bre sobre otro, concluye que, de haber continuado la humanidad en la situación previa al pecado, no habría sido necesario más que un mínimo de autoridad: la paterna (no entra en su horizonte la posibilidad de un matriarcado). La obediencia a los padres la considera un acto «justo según la ley de la naturaleza». Ello implica que la deficiencia congènita del ser humano mientras no llega a la madurez del juicio adulto sería suplida por la autoridad paterna, que es evidentemente una ley presidida por el princi­ pio del amor. El pecado original perturbó la armonía primigenia; y los hombres tuvieron que recurrir a otros medios para salvar la convivencia y no degenerar en pura horda. Notemos que Escoto, en confrontación con Aristóteles y santo Tomás, no define al hombre como «Zóon politikón» (animal politicum) por naturaleza. El principado o autoridad política es una consecuencia del pecado original; en el estado de inocencia no habría existido otra autoridad más que la paterna22. Se ve, pues, que para Duns Escoto la autoridad política no se deriva directamente, como consecuencia necesaria, de la naturaleza humana. Es preciso encontrarle otro origen, que para Escoto es la «recta ratio». Esta es la que libremente decide, de modo más o menos explícito, la aceptación de una autoridad extraña respecto de la autoridad natural del paterfami- lias. Una tal aceptación libre de una nueva autoridad puede ser llamada «contrato social», no plenamente identificable con las teorías modernas del liberalismo. Sería un contrato libre, ciertamente dictado por la recta razón, pero no con la necesidad de un instinto inevitable. La originalidad 22. «Constat autem quod post lapsum potuerunt homines habere sapientiam et pruden- tiam ad sapienter et iuste condendas leges. Sed unde habuerunt auctoritatem? Respondeo quod omnis auctoritas vel est praesidentiae paternae respectu fiüorum simul conviventium... et illa auctoritas semper mansit in lege naturae... Et haec auctoritas et modus praesidentiae paternalis non fuit destructa per Legislatorem Iuris scripti, vel legis Mosaicae, sed multo magis confirmata... Alia est auctoritas Principis ad subditos. In civitate enim, vel terra, congre- gabuntur primo multae gentes extraneae et diversae, quarum nulla tenebatur alteri obedire, quia nullus habuit auctoritatem super alium, et tune ex mutuo consensu omnium propter pacifícam conversationem inter se habendam, potuerunt eligere unum ex eis Principem». Report. Par., IV, d. 15, q. 4, nn. 9-11; XXIV, 234b-235b.

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