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EL MENSAJE SOCIAL DEL BEATO JUAN DUNS ESCOTO 369 en el Antiguo Testamento con los casos de blasfemia, homicidio, adulterio. Es injusta, según él, la pena de muerte por el robo, aunque parezca que les estuvo permitido a los judíos. Pero piensa que en el N. T., al ser abolida, implícitamente por Jesús, la pena de muerte contra el adulterio, hay que suponer abolida tal pena contra el hurto, que es menos grave que el adul terio, según el mismo A. T., en Proverbios 6, 30-33: «No se desprecia al ladrón cuando roba para llenar su estómago, porque tiene hambre. Mas si le sorprenden, paga el séptuplo, tiene que dar todos los bienes de su casa. Vero el que hace adulterar a una mujer es un mentecato; un suicida es el que lo hace; encontrará golpes y deshonra y su vergüenza no se borrará». Y advierte: «Ahora bien, la pena contra el adulterio ha sido revocada, conforme a las palabras de Juan 8, lOs: ‘¿Ninguno te ha condenado, mu jer?.. Pues tampoco yo te condeno, vete y en adelante no peques más\ Por tanto, con más razón se mitigará el rigor contra el hurto, en el caso de encontrarse en la ley mosaica»16. Concretamente Escoto considera justa la pena de muerte por homici dio. Pero añade que, donde no esté establecido tal ley, ningún privado puede aplicarla 17. Siempre será preferible usar la misericordia antes que la justicia. La paz fruto de la libertad ordenada La paz, como tema de reflexión teológica, la toca Escoto sólo acciden talmente: Antes del pecado, afirma, la paz se mantendría mediante un régimen comunitario de los bienes materiales. Después del pecado se ha hecho necesaria la división de los bienes con el derecho a la propiedad privada, precisamente para conservar la p a z18. Es la prudencia del príncipe 16. «Sed poena de adulterio est revocata in illo loan, octavo: Nemo te condemnavit, mulier, nec ego te condemnabo; vade, iam amplius noli peccare. Multo magis ergo revocatus esset rigor contra furtum, si fuisset statutus in lege Mosaica». Ord. IV, d. 15, q. 3, n. 9; XVIII, 375b. Cf. Ibid., nn. 7-8; pp. 374b-375a. 17. Cf. Ord., IV, d. 15, q. 3, n. 6; XVIII, 367a. 18. «...De primo, dico quod de lege naturae non est quod dominia rerum sunt distincta, sicut patet in Canon e,dist. 8 et 22, quaest. 1 cap. Dilectissimus, quia in statu innocentiae non fuit talis distinctio dominiorum vel rerum temporalium, sed fuissent ómnibus omnia commu- nia. Nec lege divina, quia secundum Augustinum, dist. 8 cap. 8 et sequente, iure divino non fuissent dominia rerum distincta tempore innocentiae, nec multo magis iure naturae, et per consequens, tune vixissent homines secundum legem naturae, et divinam, unusquisque sine usurpatione proprii dominii, in communi dominio omnium rerum, nec tune fuisset ius scrip- tum, vel lex positiva, quae cuilibet suum dominium distincte reddidisset; sed fuissent omnia communia, et hoc propter duas causas, ut propter pacificam conversationm conservandam, et necessitatem cuiuslibet supplendam. Pacifica enim conversatio hoc exigebat tempore innocen-
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