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El mensaje social del beato Juan Duns Escoto* (Justicia, paz y libertad) Hay muchos maestros en la historia a quienes podemos llegarnos para pedir lecciones, como hay muchas fuentes a donde ir a buscar agua. Sin exclusivismos, pero con un afán de escuchar las mejores lecciones, nos acer­ camos ahora a uno de los antiguos maestros, en quien los franciscanos siem­ pre creimos, pero que sólo en nuestros días ha recibido el espaldarazo ofi­ cial de la Iglesia, la cual se ha hecho garante de la validez de su enseñanza. En el franciscanismo como lección de vida, carisma o sistema, o actitud —no importa qué nombres se quieran dar a esa atmósfera vital alentada y presidida por Francisco... en el franciscanismo —digo— podemos desta­ car, como estadios estabilizadores de su proceso, tres momentos que resul­ tan complementarios y que se concretizan en tres personajes paradigmáti­ cos: Francisco, que es el original poético, dando a esta adjetivación el senti­ do profundo de una intuición vivida; Buenaventura, organizador realista de un impulso que él orienta hacia una consumación en la mística; y ]uan Duns Escoto, el metafísico, que, en su esfuerzo intelectual de casi destila­ ción química de los conceptos, pone al descubierto la entraña pura de lo que puede llamarse núcleo fontal desde donde se expande toda la vivencia franciscana. «Quiera el espíritu y la memoria (de Escoto) iluminar con la luz misma de Cristo los afanes y las esperanzas de nuestra sociedad», dijo el Papa en la homilía de la beatificación de Escoto1. Una aportación, aunque sea reducida y parcial, a esta iluminación es lo que pretendo con este mi estudio. Si no siempre logro la diafanidad desea­ ble, me puede valer como excusa, además de la ayuda del lector, lo que * Conferencia habida el 9 de febrero de 1994 en Madrid dentro de las «Jornadas Esco- tistas», organizadas por la Federación Interfranciscana de España (c. Joaquín Costa, 36). 1. Acta Apost. Sed., LXXXV (9 oct. 1993) 886; Analecta O FM C a p 109 (1993) 16. Traducción propia del texto original italiano. Al hablar aquí de «beatificación» de Escoto, entendemos el hecho del reconocimiento oficial, por parte de la Iglesia, de su calidad de «beato desde tiempo inmemorial».

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