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324 ALEJANDRO VILLALMONTE de Dios en el Reino del hombre, y el Reino del hombre desde la presencia de Dios-con-nosotros y en nosotros. Terminamos esta enumeración aludiendo al desplazamiento antropo- cèntrico sufrido por el Mandamiento del Señor. Este sería el momento más delicado en el proceso de ‘conversión’ antropológica del Mensaje del Nue­ vo Testamento. Bajo la consigna juanea de que el amor a Dios se muestra y demuestra amando al hermano (1 Jn 4, 20) los promotores de la caridad política subrayan, como primordial, la dirección horizontal, cismundana de la caridad, frente a la vertical y ultramundana tan absorbente y tentada de exclusivismo en tiempos pasados. Esta enumeración rápida, de trazos genéricos, sirva para recordar el hecho de que la concentración antropocéntrica, caracteriza la teología de nuestro tiempo en todas las direcciones y todos los niveles. Incluso en las manifestaciones más alejadas de extremismos. Un reto para el pensamiento teológico de Duns Escoto Dentro de este entorno densamente antropocéntrico de la cultura y, nominalmente, de la teología cristiana se presenta la tarea de inculturar/ aculturar el legado teológico del beato Juan Duns Escoto5. La tarea es ineludible, so pena de exponerse a que el legado de Escoto —si todavía se juzga estimable— quede petrificado en mero mineral histó­ rico, sin vigor para aportar algo vivo a la reflexión teológica que hoy mismo se realiza. Pero la dificultad de la empresa no es menor que su necesidad. Ni debe sorprendernos esta dificultad. Pensemos que el mismo Mensaje evangélico lucha hoy día por lograr una adeucada inculturación en la mo­ dernidad. Muchos tienen la impresión de que los resultados son más bien magros y de lenta aparición. El discípulo no va a tener mejor suerte que el Maestro. Las dificultades que el legado teológico de Duns Escoto encontrará para logar una presencia e influencia relevante en nuestro mundo teológico las reduzco a tres, por motivos expositivos y prácticos: — su condición de teólogo medieval/escolástico, con las connotaciones ambiva­ lentes que tal designación comporta; 5. Los conceptos de ‘inculturación/aculturación recogen realidades contiguas y comple­ mentarias, pero mantienen sus matices propios. La inculturación se refiere al proceso/esfuerzo que se hace por un grupo para implantar, encarnar su patrimonio en un contexto socio-cultu­ ral nuevo. Señala un matiz de mayor actividad. La «aculturación» se refiere más al esfuerzo por asumir y asimilar elementos del medio en que se quiere hacer presente. Connota una actitud más receptiva que donativa.

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