PS_NyG_1994v041n002p0319_0357

EL GIRO ANTROPOCENTRICO DE LA TEOLOGIA ACTUAL 351 a todos elegidos que han de formar la Corte/Ciudad celeste. El mundo inferior al hombre lo quiere como ordenado al hombre y por el hombre a Cristo y al Dios39. Como la Caridad de Dios ha sido difundida en nuestros corazones (Rm 5, 5) también el amor del hombre a Dios ha de estar impulsado por la misma actitud de generosidad, desinterés, liberalidad, gratuidad con la que Dios se ama a sí mismo y ama a los hombres. La caridad, que se difunde y queda inherente en el alma, impulsa al hombre a amar a Dios con puro y absoluto desinterés. No porque Dios sea bien para mí, porque me haya de dar la felicidad. Eso sería amar a Dios por «conveniencia» {amor commodi , dice Escoto), que siempre conserva un resto de egoísmo. La caridad que es perfecta ama a Dios con perfecto amor de liberalidad, con absoluta gratuidad y generosidad, sin esperar recompensa. En este talante de puro amor de liberalidad hay que interpretar este texto de Duns Escoto: «Si por imposible hubiese otro Dios que no fu ese nuestro creador ni nuestro glorificador todavía deberíamos amarle con el sumo amor; ya que siendo el absolutamente supremo (bien) se le debe el máximo amor » 40. Esta metafísica del amor liberal fundamenta la mística del perfecto desinterés, la mística del amor puro, de la cual el beato Juan Dums Escoto es el ‘teólogo’ antes y al lado de los ‘espirituales’ que lo cultivaron. El texto que acabo de acotar sería un texto fundacional en esta dirección41. En él Escoto propone la utopía religiosa cristiana del amor heroico que sirve a Dios, a la causa del Reino «etsi caelum non daretur »: aunque no tuviese como motivo de su acción/servicio la felicidad e inmortalidad celeste. El conocedor de la literatura mística española, descubrirá en el mencionado texto escotiano un parentesco espiritual con el famoso soneto: «No me muevo mi Dios para quererte... «aunque no hubiera cielo yo te amara». Una de las cumbres, se dice, del misticismo cristiano. Por tanto, si la política, en la significación abarcante en que venimos utilizando, está preocupada por regular las relaciones sociales en sus plura­ les manifestaciones, la propuesta de Duns Escoto sería esta: que la política esté impregnada y dirigida por la actitud de desinterés, generosidad y libera­ lidad exigidas por lo que él llama «amor iustitiae» (amor recto de caridad) 39. Los textos de Escoto, bastante citados y conocidos pueden verse en Oxon III d. 32, q. 1, nr. 6; ed. Vives XV 433). Oxon III, d. 7, q. 3; XTV 354-355. Rep Par II, d. 29, q. 1, n. 8; XXIII, 145. Ibid., 303. Abundan los comentarios al respecto. Ver A. VlLLALMONTE, cit. en nota 6. 40. Rep Pat. III, d. 27 q. única n. 6; Vives XXIII, 481a. La caridad pide, a diferencia de la esperanza, que se ame a Dios aunque el amarle no me reporte beneficios, superando el «amor commodi»: mi conveniencia, Oxon III, d. 27, q. única, ed. Vives XV, 356a. 41. Alude al hecho y lo comenta F. GuiMET, cit. en nota 33.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz