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EL GIRO ANTROPOCENTRICO DE LA TEOLOGIA ACTUAL 349 Por otra parte, contamos con el hecho de que muchos y buenos teólo­ gos de nuestros días consideran como un desiderátum ineludible el llegar la perfecta simbiosis entre la praxis mística y la praxis política. No será abuso de terminología si digo que se trata de una tarea de inculturación y aculturación de la «praxis mística» en la «praxis política», y a la inversa. Veamos si un metafísico y místico de la praxis puede aportar ideas que fertilicen la acción/praxis política de los cristianos en ella ocupados. Metafísica y mística de la praxis. Hemos venido emparejando estos dos conceptos hasta formar un binomio que parece inseparable. Si bien mu­ chos podrán pensar que son poco conciliables en la realidad concreta. Para el uso que de este binomio hacemos interesa subrayar que ambos coinciden en la radicalidad con que se acercan a la realidad de la praxis. La metafísica por vía teórica, racional, analítica, discursiva, la mística por vía práctica, vivencial, comportamental. Por ambas vías se logra la inmedia­ tez con lo divino. La metafísica de la caridad propuesta por Duns Escoto llega a decir que el objeto de la caridad es Dios bajo la razón de deidad. Dios en cuanto es esta esencia singularísima y concretísima: en cuanto tiene la riqueza del ser intensivamente infinito y perfecto. La mística de la praxis caritativa propone que, el ejercicio de esta pra­ xis política-liberadora, se cumpla bajo el impulso del amor puro de cari­ dad: amor desinteresado, altruista, de liberalidad. En el cual el motivo de la acción sea Dios, bajo la razón de deidad y ningún otro motivo menos teologal que este. Dentro de la tensión encerrada en el binomio mística- política Duns Escoto puede ofrecer su aporte al impulso «místico» que la praxis política demanda, según se proponen tantos teólogos de hoy. Para comprender este aporte de Escoto a la teología actual —en cuanto repre­ sentada en la Teología Política— será bueno enmarcar esta su metafísica y mística de la caridad (praxis, amor), dentro del contexto más amplio de su pensamiento teológico. Dios es Caridad. Los cristianos de ahora tenemos la impresión de que nuestros hermanos en la fe, durante siglos, subrayaron en exceso la Justicia, la Omnipotencia, el Señorío de Dios. Ahora se prefiere la imagen de Dios Padre, Dios Amor-Agape-Caridad como lo proclamaba 1 Jn 4, 8.16. Sin entrar en exégesis, en su talante de teólogo metafísico Escoto interpreta: «Dios es formalmente caridad y no sólo por sus efectos»37. Dado el rigor terminológico con que habla Escoto esta fórmula tiene peculiar densidad. 37. «Deus est formaliter Caritas et Dilectio, non tantum effective, sed formaliter», Ordin. I, d. 17, pars I, q. 1-2, nr. 171; ed. Vat. V, 220-222; Lect. I, d. 17, n. 115-116; ed. Vat. XVII, 217.

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