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342 ALEJANDRO VILLALMONTE En efecto, desde san Agustín y Boecio hasta culminar en Anselmo y los grandes escolásticos, la ciencia sagrada se ejercía continuamente bajo con­ signas como estas: fides quaerens intellectum = la f e que busca inteligencia , fidem rationemque coniungere = unir la f e y la razón, intellectus quaerens fidem = la inteligencia que busca la fe. En nuestros días hemos asistido a un desplazamiento de atención y de interés desde la f e a la «esperanza». Y se ha hablado por muchos de la teología como «intellectus spei»: entender la esperanza. O bien se ha cam­ biado el antiguo lema por este otro: spem rationemque coniungere unir esperanza y razón. Porque la verdad es que en I Pe 3, 15 se exhorta a «dar razón de nuestra esperanza». Por tanto, también ha de considerarse la teología como una tarea propia de la «esperanza que busca la razón (spes quaerens intellectum)29. Por fin se ha llegado a la formulación que nos ocupa: a proponer la teología como una reflexión racional, sistemática, científica sobre la caridad , considerada como praxis liberadora. Apenas será necesario advertir que en este desplazamiento de atención no se trata de actitudes excluyentes: la clásica tríada de fe, esperanza, caridad es indi­ soluble, han de convivir en perfecta simbiosis. El que se subraye uno u otro aspecto depende de las variables mutaciones, inquietudes, problemas religiosos y culturales de cada época. Duns Escoto, por su modo de concebir la ciencia sagrada, se encuentra muy bien situado para hablar de la teología como «intellectus amoris» inte­ ligencia del amor y fórmulas similares antes mencionadas. La proximidad radica en su enseñanza sobre la teología como ‘ciencia práctica’: ordenada a la praxis, y ésta entendida como caridad, amor recto de la voluntad. Por eso, aunque Escoto mismo no realizó expresamente esta trasposición de terminología, su teologizar —tan sutil, abstracto, metafísico— se realiza en realidad, bajo estas consignas: caritas quaerens intellectum = la caridad que busca inteligencia , caritatem rationemque coniungere —unir caridad e inteligencia, intellectus quaerens caritatem = la inteligencia que busca al amor. El primer apoyo para esta reformulación de consignas y de la consi­ guiente metodología teológica la ofrece la tesis típicamente escotiana sobre la praxicidad de la teología. Por eso, la razón primera, constante y última de las especulaciones teológicas de Escoto vienen sintetizada en aquella 29. Como ‘muestra’ baste recordar la obra de Jürgen MOLTMANN, Teología de la esperan­ za , Salamanca, ed. Sígueme 1969. Original 1966. El cual, a su vez, es deudor de la cultura secular representada por obras como las de E. Bloch, G. Marcel y P. Laín Entralgo sobre el tema «Esperanza».

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