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EL GIRO ANTROPOCENTRICO DE LA TEOLOGIA ACTUAL 339 Precisamente este es el lugar teológico/espiritual de encuentro entre la «praxis mística» propugnada por Duns Escoto y la «praxis liberadora» propiciada por la teología actual. Encuentro que, en cierta altura de nues­ tro anterior discurso, podría parecer artificialmente buscado, pero no lo es. Precisión de conceptos. Tanto el concepto de «mística» como el concep­ to de «política» en sí mismos son notablemente difusos, y son profusos los discursos que sobre ellos se hacen. Es obvio que el calificativo de «política» cuando se aplica a realidades sustantivas como mística, caridad, praxis tiene un sentido muy amplio y muy profundo al propio tiempo. No se trata (aunque no se excluya) de la actividad política que se ejerce por medio de opciones concretas, de parti­ dos políticos. La actividad política se asume como cifra de todas las activi­ dades humanas realizables y realizadas en orden a edificar la Ciudad:Pofc. Entendiendo la misma Ciudad como el mundo y reino del hombre en la tierra y en la historia. El vocablo conserva el viejo prestigio que le concedió Aristóteles cuando define al hombre como «animal político»', inmerso en la ciudad y dedicado a edificar la ciudad en la que vive y convive. El libro más alto y densamente metafísico del Platón es el de La República-Politeia. No se puede edificar la polis-ciudad sin la Justicia. Pero para realizar la Justicia es preciso llegar a la contemplación de la idea del Bien. Contempla­ ción que podemos a calificar tanto de metafísica como de poética y como de mística. Lo cual no le impide descender al ágora para expulsar de la Polis a los músicos impertinentes. Al concepto de «mística» le rodean, tal vez, mayores vaguedades que al concepto de «política». En casos concretos, implica una descalificación de la actividad sustantiva a que se aplica. Pero recojamos su significación más noble, creadora y honda. El místico, en lo que tiene de peculiar y diferenciador, es el hombre que busca la inmediatez plena en sus relaciones con el Absoluto/Dios. Si se trata de establecer contacto cognoscitivo el místico de raza evitará, en última instancia y en lo posible, toda mediación de creaturas, aunque sea tan sutiles como los conceptos/, las imágenes que de las cosas que la mente se forma. Quiere entrar en contacto con Dios en la oscuridad y silencio de todo lo que no-es Dios: «toda ciencia trascendiendo». A algunos místicos refinados parece estorbarles incluso la misma Humanidad de Cristo. Si bien san Buenaventura afirma que no hay camino para llegar a la profundi­ dad del Dios Trino «sino por el ardiente amor al Crucificado» (Itinerario, Pról.). Por otra parte, su voluntad/libertad también pretende estar en con­ tacto inmediato con Dios. Sólo con disgusto acepta la mediación de otras personas y, sobre todo, de instituciones y autoridades que no sean Dios.

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