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338 ALEJANDRO VILLALMONTE carencias y peligros de parcialidad a que ambas concepciones están expues tas. Lo ilustramos con un ejemplo más conocido. Sin reservas mentales hay que reconocer el hecho histórico de que los teólogos y filósofos cristianos han defendido la Libertad del hombre con mayor decisión y amplitud que cualesquiera otra concepción filosófica o religiosa. Pero siempre se han colocado en el plano y nivel metafísico, óntico, trascendente de la «libertad». Sin embargo, hay que reconocer que cuando se trataba de impulsar y defender la libertades múltiples y concretas que el hombre necesita ejercer con su vivir cotidiano la Iglesia, con lamen table, excesiva frecuencia, se ha mostrado a veces, desconocedora, renuen te y hasta positivamente opuesta a dichas libertades del hombre. Ante el hecho histórico de esta carencia, la teología de hoy se ha visto precisada a impulsar el desarrollo de las libertades que se derivan y se sustentan en la Libertad. De forma paralela, se ha visto la necesidad de completar la meta física de la Praxis/Caridad con el ejercicio y reflexión sobre las praxis concretas, liberadoras de la existencia cotidiana de los hombres. Esta situación dialéctica entre la praxis escotiana y la praxis liberadora actual debe terminar en una actitud dialogante, de convergencia operativa, dinámica y fertilizante en ambas direcciones. Convergencia que se logrará si cada una de los dialogantes llega hasta el final en su propia dirección, sin cambiar de sentido. Que ambos realicen el doble juego de incultura- ción/aculturación de su peculiar específico legado y pretensión, sin perder su identidad, su hecceidad, en léxico escotista. En esa dirección apuntan nuestras reflexiones siguientes. Mística y política en la teología actual y en Duns Escoto La praxis teológica clásica, representada por Duns Escoto, podría ser inculpada de angelismo, de evasión idealista y celestial. Daría la impresión de que, si bien quiere provocar el recto amor de caridad (praxis) en el hombre viador, sin embargo a este mismo lo ve, ante todo «como peregrino y foraste ro» camino de la patria. Como futuro ciudadano de la ciudad celeste. A la inversa, la praxis liberadora que ahora se cultiva por muchos se le dice que «adolece» de mundanismo, de inmersión cismundana, con riesgo claro de perder interés por la espera y esperanza de la patria definitiva. Pues bien, los cultivadores de la ‘praxis liberadora’ han querido superar este obvio peligro recurriendo a la consigna operativa de «Mística y Política » 26. 26. Es significativo en este sentido el título y el contenido del libro de E. SCHILLEBEECKX (edit.) Mystik und Politik Theologie im Ringen um Geschichte und Gesellschaft. ]. B. Metz zu Ehren, Mainz, ed. Grünewald 1988.
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