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320 ALEJANDRO VILLALMONTE Como colaboración a este homenaje al beato ]uan Duns Escoto he selec­ cionado el momento mencionado en cuarto lugar: hacemos un ensayo de lo que llamaremos «inculturación y aculturación» del legado teológico de Escoto dentro del entorno teológico-cultural en que estamos inmersos. Como la tarea se prevé oceánica, me adelanto a precisar los límites concre­ tos dentro de los cuales voy a desarrollar estas reflexiones. La tarea de inculturación/aculturación del legado escotista puede emprenderse en numerosos momentos puntuales de su teología: en torno a la tesis del primado de Cristo, por poner un ejemplo clásico y actual al propio tiempo. Nuestro ensayo deja lo puntual y monográfico y asume la tarea de tratar un tema de contornos muy dilatados: el Antropocentrismo que, como una atmósfera, envuelve e impacta toda la actividad teológica, en forma ascen­ dente, desde mediados del siglo XX. El procedimiento que parece más obvio para desarrollar el tema podría ser este: — tener a la vista los rasgos más firmes y característicos del llamado «giro antropocéntrico» que ha adoptado nuestra cultura, progresivamente, en los últi­ mos siglos. Lógicamente, será de interés prioritario conocer la recepción y el impacto que esta «inversión antropocéntrica» está teniendo en la teología culti­ vada por los teólogos católicos hoy mismo y para el futuro próximo. — inmediatamente habrá que darse cuenta del reto que este antropocentrismo, denso y generalizado, presenta al pensamiento teológico de Duns Escoto; — por fin el momento decisivo: ver si el legado doctrinal de Escoto puede salir airoso en el empeño de confrontar sus opiniones con la orientación que parece prevalente en la hodierna teología católica. Giro antropocéntrico de la teología actual El giro antropocéntrico de la teología actual debe ser contextualizado en el marco del pensamiento y cultura europea que se viene desarrollan­ do desde el Renacimiento, con progresiva intensidad, hasta nuestro días. Podemos ser muy breves en esta contextualización por doble motivo: es una atmósfera que nos envuelve por doquier y en la que todos estamos inmersos a gusto o a disgusto. Por otra parte, el tema abordado en esta primera parte de nuestro trabajo ya nos ha ocupado con alguna detención en otras oportunidades2. 2. Para estas primeras páginas remito a Alejandro VILLALMONTE, «El giro antropocéntri­ co de la teología actual», en Naturaleza y Gracia 20 (1973) 219-244. Publicado también en J. A. DE A ld am a (y otros), Los movimientos secularizantes. Cuestiones actuales de metodología teológica , Madrid, BAC Min, 1973, p. 77-111. Para el cuerpo del artículo se encontrará un precedente y, en casos, una ampliación en A . VILLALMONTE, «Contribución de la teología

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