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CRITICA DE XAVIER ZUBIRI 293 proceso. Aun cuando se admitiera la validez de dichas vías con sus argu­ mentos «el término a que conducen no es Dios en tanto que Dios»48. Los términos de las vías o «prioridades», ¿se identifican entre sí en un mismo ente? «Habría que probarlo»49. Y en el supuesto de que se probara tal identificación, «¿significa esto que se ha probado sin más que ese ente supremo sea formalmente Dios, lo que entendemos por Dios? Quedaría todavía por probar que dicho ente es justo Dios»50. Respecto de la vía antropológica afirma Zubiri: «Lo decisivo es que necesitan integrarlo por­ que de suyo el Dios a que esta vía antropológica conduce no se refiere formalmente a la realidad del mundo: la verdad subsistente, el bien ópti­ mo, lo infinito serán reales en sí mismos, pero su realidad no envuelve formalmente una referencia al resto del mundo real sino tan solo al hom­ bre. Sólo después de haber llegado a Dios se vuelve desde Dios hacia el mundo, y cada cual, en forma distinta, parece alojar el mundo en Dios»51. En terminología netamente zubiriana «si la vía cósmica no llega a un Dios posibilitante e impelente, esta vía antropológica no llega a Dios como ulti- midad de lo real. En ambos casos, el punto de llegada no es Dios en tanto que Dios»52. Según Zubiri, pues, tanto el camino cósmico como el antropológico no son adecuados ni suficientes: parten, como hemos visto, no de «hechos», sino de «interpretaciones», desarrollan el proceso por vía de causalidad y concluyen en un Dios que no es formalmente Dios. Zubiri no dice que unas y otras vías no sean concluyentes, sino que restringe su valor a lo que da de sí la naturaleza del proceso seguido. Podría decirse, tal vez, que tanto las vías cosmológicas como las antropológicas poseen el grado de racionalidad que les compete, según la filosofía en que se apoyan53. 3.2.1. El punto de llegada de ]uan Duns Escoto Zubiri critica también a la prueba de Escoto por su punto de llegada. Escoto —como vimos al final de la referencia a su punto de partida— concluye a un ente infinito, que es, según el propio Escoto, el concepto más hondo y adecuado que se puede tener de Dios. No convence a Zubiri «la identificación, en el punto de llegada, del ente infinito con Dios. Por­ que esto deja en pie la cuestión misma que se quería resolver. Haría falta 48. HD 121. Cf. C. A niz Iria rte, art. c., pp. 243-246. 49. HD 122. 50. HD 122. 51. IID 127. 52. HD 127. 53. Cf. HD 121; 126. 8

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