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274 PABLO GARCIA CASTILLO Según los conceptos escotistas de «necesidad», que antes hemos distin­ guido, el Doctor Sutil advierte que el preconocimiento divino es de necesi­ dad de inmutabilidad, pero no de determinación omnímoda, sino sólo de inevitabilidad, en tanto es presabido el acto de la voluntad humana. Y no cualquier necesidad destruye la libertad, pues el acto de mi voluntad, aun­ que sea inmutablemente presabido, procede contingentemente de Dios presciente, pero permanece igualmente mi contingencia en su ejecución. La obra concluye con el ejemplo de aquella realidad que es el paradig­ ma de la compatibilidad de necesidad y libertad: la vida divina, en cuanto vida natural aceptada por la voluntad divina libremente. Vida que hay que entender, según Escoto, en el sentido de acto beatífico, como en Juan (17, 3): «Esta es la vida eterna que te conozcan». O en el sentido del texto aristotélico: «El acto del entendimiento es vida » 33. Así Dios, aunque viva necesariamente con vida natural, quiere libremente vivir tal vida, una vida amada por El con voluntad libre. Más aún, concluye Escoto, puede darse un bien necesario en sí y con necesidad que repugna a la libertad, aunque sea aceptado libremente, in­ cluso contingentemente, como «si alguien se precipita voluntariamente y, al caer, continúa su querer, cae necesariamente con la necesidad de la gravedad natural y, sin embargo, quiere libremente la caída » 34. El comentario de este rico texto escotista nos revela la originalidad y la modernidad del concepto de libertad que descubrimos en su íntimo senti­ do. Escoto se aleja del determinismo y del necesitarismo griego, supera el concepto tomista de libertad como indetermianción y abre el horizonte de la autonomía de la voluntad, entendida como autodeterminación libre y racional hacia el bien. Un concepto basado en la rectitud anselmiana y, sobre todo, en la distinción agustiniana entre lo natural y lo voluntario. La libertad es la esencia de la voluntad divina y el acto de la voluntad es vida, una vida libre que ha de convertirse en la máxima aspiración humana. Pablo G arcía C ast illo Universidad de Salamanca 33. ARISTÓTELES, Met. XII, 7, 1072 b 25-30. Sin embargo, Escoto da un nuevo sentido a la vida divina, que la aleja del pensamiento inmóvil, despreocupado de los asuntos humanos, y la convierte en vida personal y libre, que hace posible la misma vida humana en libertad. Escoto, más que del acto del entendimiento, diría del acto de la voluntad que es vida. 34. Quaest. Quodlib. XVI, 18. No sólo en la vida divina, sino en el ámbito de los actos humanos cabe la libertad, acompañada de la necesidad. Porque incluso la débil voluntad humana es autodeterminación libre hacia el bien.

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