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272 PABLO GARCIA CASTILLO que, aunque el acto de la voluntad sea necesario, la voluntad no quiere el objeto con necesidad de naturaleza, sino con necesidad concomitante. La conclusión del artículo es manifiesta: la necesidad es compatible con la libertad, pero jamás la anula, porque la libertad es condición intrín­ seca de todo acto de la voluntad, cuya soberanía es un rasgo preminente en la concepción escotista. Artículo tercero: si a veces puede coexistir la necesidad natural con la libertad El comienzo de este artículo presenta la misma dificultad que la adición final del artículo anterior. Escoto, partiendo de un texto de Enrique de Gante27, se pregunta si en el acto de la voluntad divina con el que ésta «espira» al Espíritu Santo hay o no libertad, dado que existe en él necesi­ dad natural. Escoto responde que esta naturalidad no impide la libertad, sino que es más bien consecutiva y unida a la libertad, como algo con cuya asistencia la voluntad puede elicitar su acto «nocional». Por lo tanto, a juicio de Escoto, son necesarias de modo diverso las siguientes proposiciones: «Dios vive necesariamente», porque vive por ne­ cesidad de naturaleza; «Dios entiende necesariamente», por la necesidad de lo inteligible; «Dios espira necesariamente el Espíritu Santo», por necesidad natural concomitante; «Dios se ama necesariamente», con necesidad consi­ guiente a la infinitud de su libertad y sin ninguna necesidad de naturaleza. La objeción fundamental que cabe hacer a estas proposiciones es que son aparentemente contradictorias, porque, siendo uno mismo el acto esencial por el que Dios vive, entiende, «espira» y se ama, ¿cómo es posible que, en los dos primeros casos, lo haga sólo con necesidad y, en los dos últimos, con necesidad que acompaña o sigue a la libertad de la voluntad? La contestación de Escoto a esta objeción resume su original plantea­ miento de la libertad en relación con la necesidad natural. Contrariamente a lo que sucede en santo Tomás, que ve una oposición radical entre nece­ sidad y libertad, reduciendo esta última al ámbito de la contingencia y de la indiferencia, para Escoto la oposición no se da entre necesidad y liber­ tad, sino entre naturaleza y libertad. En apoyo de su distinción, Escoto cita a Aristóteles y san Agustín. El primero dividió la causa activa en natural e intencionada28 y el segundo 27. Enrique de GANTE, Summa a. 50, q. 1, in corp. (III 1068, n. 27ss.; 1071-72, n. 40ss.). 28. ARISTÓTELES, Física II, 5, 196 b 17-22. Cita también Escoto la distinción aristotélica entre lo que se hace por entendimiento y lo que se hace por naturaleza, lo que permite hablar de potencias racionales e irracionales (Met. XI, 5, 1048 a 5-7).

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