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ESTETICA FRANCISCANA Y METAFISICA ESCOTISTA 259 Y esto, hasta nuestros días. Hoy está ante nosotros un reto al que hay que responder. Nos viene potente, aunque no de modo exclusivo, por la obra de arte. El genio es único en cada una de ellas. Y toca al gusto estético, apreciarlas en su singularidad. Ha llegado, pues, la hora de que la sensibi­ lidad estética franciscana, tan preferentemente intuitiva, entre del lleno por esta ancha vía de lo concreto y singular, que es muy suya. Como se ha hecho notar en esta exposición, el ejemplo del poeta Hop- kins es preclaro y aleccionador. Apena que haya sido tan poco comentado entre nosotros. Tan sólo los franciscanos de habla inglesa se han interesado en comprenderlo y asimilarlo. Pienso que ha llegado la hora en este mo­ mento de alza de lo artístico —la obra reiteradamente citada de U. v. Balthasar lo proclama— de que los franciscanos demos nuestra aportación entusiasta en este campo. La estética franciscana, fundada en el valor meta- físico del singular, genialmente interpretado por Escoto con su concepto de hecceidad, pide continuidad y renovación en el momento en que vivi­ mos. Lo mucho que ya se hace, especialmente en el campo literario, debe ser ulteriormente potenciado. Una anotación final. La sugiere J. Ortega en su obra madura, ¿Qué es filosofía? «Es unútil, escribe, que intentemos violentar nuestra sensibilidad actual, que se resiste a prescindir de ambas dimensiones: la temporal y la eterna. Unir ambas tiene que ser la gran tarea filosófica de la actual genera­ ción»44. En esta reflexión se ha ponderado la aportación franciscana a lo singular, siempre ligado al tiempo. Hasta llegar a afirmar que la hecceidad de Escoto ha significado una inflexión sustancial en la historia metafísica del principio de individuación, de la singularidad. Pero esta conquista me­ tafísica puede hacernos perder de vista que ha puesto sus ojos igualmente en los valores eternos, que no mudan ni cambian. Por lo mismo, si el gran tema de nuestra generación consiste en conjungar lo eterno con lo tempo­ ral, este tema lo ha de vivir con especial intensidad el alma franciscana. Y esto, tanto en el campo del puro pensamiento como en el del ajetreo de la praxis diaria. Enrique RIVERA Salamanca 44. J. ORTEGA Y G asset , ¿Qué es filosofía? Lee. I. Obras Completas, VIII, Revista de Occidente, Madrid 1961, 285.

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