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258 ENRIQUE RIVERA interior que la estructura de tal suerte que no permite, ni de lejos, que asome en ella un trabuco. Luego esa fuerza interior, inserta en la obra de arte, por la que ésta llega a tener esa maravillosa unidad, vida de toda auténtica creación, es algo esencial a ésta. Y al mismo tiempo, algo único. El instress nunca actúa en plural. Dicho desde otra vertiente aclaratoria, la fuerza interior que es el instress, escribe M. Linares, «es el efecto senti­ do y entendido por el lector o el vidente, una vez que ha apresado (y a la vez ha sido apresado) por la interna forma o la mismeidad del poema: «haecceitas » 42. El vocablo inscape ofrece un doble aspecto. Por una parte es la forma interior de la cosa, pero no ya en cuanto brota del instress, sino en cuanto realizada en la misma, de la que es su esencia única y unitaria. Es la contex­ tura interna de la esencia individual. Pero es que, además, significa igual­ mente esa experiencia única que hace ver la cosa en los que tiene de más propio. «Es decir, escribe M. Linares, que esta palabra «inscape» inventada por él (Hopkins), significaba una visión de las cosas y en las cosas, que normalmente no es observada por los hombres; era una experiencia muy personal como quizás tengan algunos místicos y poetas. Aquello mismo que escribe santa Teresa: «Creo que en cada cosita que Dios creó hay más de lo que se entiende, aunque sea una hormiguita». Este «más de lo que se entiende» es lo que veía Hopkins frecuentemente en las cosas, y que llama «inscape»... Siempre viene a significar un conjunto de aquellas cuali­ dades de un objeto que se percibe... visión interna de la esencia individual del objeto. Esto hace que por el «inscape», en vez de proceder nuestro entendimiento, como suele, al concepto universal del objeto, se obtenga en lo individual»43. Este análisis de los dos vocablos originales de Hoklins, instress-inscape, pone en evidencia el esfuerzo gigante del gran poeta, para completar la doctrina escotista de la hecceidad. A decir verdad, nos ha señalado el cami­ no por donde el escotismo de hoy, manteniéndose fiel a sí mismo, ha de acercarse a la ingente temática de nuestro momento histórico, preocupada primariamente por lo concreto y singular. Los franciscanos se anticiparon a esta temática en siglos, al ponderar la realidad singular. En G. de Ockham llegó a extremarse por una vía estre­ cha inaceptable. Pero no ha habido un estudio efectivo sobre los modos y maneras de acceso al singular. Fue corto Escoto en puntualizar este punto. A su vez, los escotistas, largos siempre en defender el valor de lo singular, fueron muy cortos en señalar las vías de acceso al conocimiento del mismo. 43. O. cit., XV.

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