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ESTETICA FRANCISCANA Y METAFISICA ESCOTISTA 257 individual. Y poco importa si lo individual de que se trata es la irrepetibi- lidad del genio, o una forma cualquiera corriente de la naturaleza o del hombre, que pasa inadvertida. Por eso será Escoto su pensador y para él el más raro y mejor dotado descifrador de la realidad, con una capacidad de intuición (insight) jamás superada, incluidas en el desafío Italia y la Hélade. La haecceitas escotista, en cuanto forma individual, es el funda­ mento de todos los aspectos generales constitutivos de las cosas: sólo en ella alcanzan las cosas el terreno de la realidad. En lo irrepetible e indedu- cible brilla para Hopkins la gloria de Dios, la majestad de su singularidad (oneness), de cuya abismal inventiva y energía da noticia el inagotable vene­ ro de las imágenes del mundo»40. Después de leer este juicio histórico ya sabemos algo más de la haecceitas escotista, traducida en genialidad estética por el excelso poeta Hopkins. Complemento necesario de esta ponderación de la hecceidad, es menes­ ter constatar que si Escoto la expuso genialmente como realidad metafísica, fue menos feliz en la gnoseología de la misma, pues la dejó envuelta en un conocimiento confuso que no precisa, según ya dijimos. Afortunadamente, el poeta escotista Hopkins, consciente o inconscientemente —no interesa ahora aclararlo— se desentiende aquí de su maestro y tiene la genialidad de buscar las vías íntimas del acceso a la hecceidad. Y lo que es de más dicha, el logro de hallarlas. Para ello se inventa dos neologismos en una lengua tan rica en palabras como el inglés: intress y imcape . Tal importan­ cia da a las mismas U. v. Balthasar que osa afirmar: «Son la expresión cifrada de su cosmovisión»41. Con todo, en nuestro comentario seguimos al jesuita español, Manuel Linares, quien confiesa haber pasado treinta años estudiando a este poeta increíblemente difícil. Debo confesar que su edición bilingüe del poeta ha hecho posible que con mis breves conoci­ mientos del inglés haya podido ponerme en contacto directo con el mismo, casi inatingible para los mismos ingleses. Pues bien; M. Linares expone detenidamente, en su introducción a los poemas de Hopkins, los dos tér­ minos originales, creación del poeta. Con el primer término, instress, quiere dar a entender que todas las cosas están realizadas por una fuerza interior que las aúna en tal manera que sin ella no adquieren significación. Perdóneseme, como aclaración la frase muy vulgar: «Eso es como poner una pistola a un santo». Ello quiere decir que la imagen de un santo, por serlo, tiene su instress, una fuerza 40. H. U. von B a lt h a s a r , o . cit., vol. 3, 355. 41. O. cit., 363. 42. M. L inares Mejías, o . cit., XIV.

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