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ESTETICA FRANCISCANA Y METAFISICA ESCOTISTA 255 da mitad del pasado siglo, Gerard Manley Hopkins, va a hacer patente cómo Escoto nos puede iluminar en temas tan altos, como le iluminó a él mismo. El poeta Hopkins ha dado una acendrada lección de escotismo, que brevemente vamos a resumir. Previo a esta lección es de notar que en mis reflexiones de los últimos años en torno al poeta y su poesía me he ido desentendiendo de la desesti­ ma intelectual de que ha sido objeto y con M. Heidegger, en su comentario a Holderling, he creído ver en el poeta al vigía que va intuyendo en antici­ po las ideas geniales que el pensador ha de desarrollar y motivar. Me viene a la mente un ejemplo comprobador en el tema de la paz. Esta ha sido cantada con estro profètico por Isaías y motivada con largos razonamientos por F. de Vitoria. El profeta contempla los días gozosos de la paz, pero no los motiva. El pensador los motiva, pero carece de las vivas intuiciones del profeta. Según esto tenemos que decir que poeta y pensador ser reclaman. Pero es de advertir que no pocas veces el poeta se adelanta al pensador. Este inciso puede clarificar las genialidades del poeta escotista Hop­ kins. Con un siglo de anticipación ha abierto al escotismo una de sus amplias rutas de futuro. Expongamos con alguna detención tema tan preg­ nante 36. DE la vida tensa y compleja de Hopkins seleccionamos los datos más a nuestro propósito. Educado en el anglicanismo, se convierte a los 22 años, en 1866, al catolicismo. Dos años después entra en el noviciado de los jesuitas. Su alma dividida en dos, entre riguroso ascetismo y un anhelo de inmersión en la belleza del cosmos, optó por la ascesis al hacerse jesuita. Quemó su producción poética y practicó un ayuno literario de siete años, hasta 1875. Pero he aquí que entonces cae en sus manos el Comentario a las Sentecias de Escoto. Lo lee con avidez y halla en su doctrina de la univocidad d el ente la reconciliación de su alma escindida. Ironías de la historia. Esta teoría metafísica de la univocidad, que fue motivo de hacer lindar a Escoto con el panteismo, sirve ahora para serenar a una conciencia atormentada, a la que muestra cómo todas las cosas se dan la mano, unidas en la ofrenda que deben al Señor que las creó. De esta unión de las cosas, 36. Fuente primaria de mi razonamiento es la meritoria traducción de M. L in a re s Me JÍAS, Gerard Manley Hopkins (Poemas completos). Ed. Mensajero, Bilbao 1988. Da una síntesis orientadora H. U. von B a lt h a s a r , Gloria o. cit., Vol. 3: Estilos laicales. Dante, Juan de la Cruz, Pascal, Hamann, Solovief, Hopkins, Péguy. Sobre Hopkins en pp. 349-397. Sobre algu­ nos aspectos de su personalidad véanse, entre otros, THomas P. A l f r e d , SJ., Was Hopkins a scotist before he read Scotus? en: Acta Congresaas Scotistici Internat. Oxonii et Edimburgi... Romae, 1968, vol. IV, pp. 617-630. Titus CRANNY, Mosern man: Scotus through Hopkins, en: Acta quarti Congressi Scotistici Interni. Romae 1978, vol. I, pp. 625-640.

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