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ESTETICA FRANCISCANA Y METAFISICA ESCOTISTA 251 doble aspecto admite esta pregunta: existencia del singular y qué es en sí mismo. Sobre el conocimiento de la existencia del singular la doctrina de Escoto es clara y taxativa: la inteligencia humana conoce por intuición la existencia de los singulares. Y esto vale tanto de los seres fuera nosotros cuanto de nuestro propio ser: nuestro yo, el alma y el cuerpo26. Sobre qué es en sí mismo el singular, Escoto no cree pueda respon­ derse afrontándolo de modo directo e inmediato. Rehuye en este mo­ mento utilizar la intuición y acude al proceso abstractivo, ligado esen­ cialmente al universal. Hoy esto nos desazona, porque el universal, echa­ do por la puerta de la metafísica, vuelve a entrar de nuevo por la ventana de la gnoseología. Insistimos en ello, pues es motivo conflictivo entre los escotistas de hoy. Un caso ejemplar que aclara este importante aspecto de la doctrina de Escoto es el conocimiento que de sí misma tiene el alma. De su existencia, afirma, no es posible dudar porque la intuición nos la hace presente. Mas, al preguntarnos por lo que es, Escoto responde en un primer momento que el alma es un ser máximamente cognoscible por la inteligencia, pues ésta tiene por objeto primero al ser. Por lo mismo, cuanto algo tiene más de ser, tiene mayor inteligibilidad. Se sigue, pues, que el alma, teniendo un alto grado de ser, participa igualmente de un alto grado de inteligibilidad. Con todo, tan bella teoría se nos viene parcialmente abajo por cuanto en la actuación de nuestro conocimiento se realiza siempre bajo el influjo de la sensibilidad. Escoto, es cierto, limita esta dependencia a lo sensible «pro statu isto», es decir, a nuestra situación actual, debida a un plan de Dios, que nos ha colocado en el tiempo camino de la eternidad, o a nuestra situación de pecado. Razonando desde este supuesto Escoto enuncia este lacónico y fastidioso principio: «Non cognoscimus nisi quod phantasia- mur» 11. Así pues, no podemos actualmente conocer sino lo que es antes imagen en la fantasía. Escoto asume aquí la gnoeseología aristotélica y con ella afirma de modo muy claro que el entendimiento, «pro statu isto», tiene 26. Quaestiones quodlibetales, q. 13, n. 10; (Ed. Vives, 25, 522). Exposición sistemática del tema por H. a ÍÜIIZOVIJAN, Philosophia Joannis Duns Scoti, Romae 1955, p. 228-235. Matiza el tema J. A. M erin o , Historia de la Filosofía Franciscana, BAC. Madrid 1993, p. 204, con este juicio: «Defiende (Escoto) la intrínseca inteligibilidad de lo concreto y singular, aunque reconozca que el homo viator, en su circunstancia actual, no pueda conocer exhausti­ vamente las cosas singulares». 27. Ord. III , d. XIV, q. 3, n. 9 (Ed. Vives 14, 529a): «Pro statu isto intellectus noster nihil cognoscit nisi quod potest gignere phantasma, quia non immutatur immediate nisi a phantasmate vel a phantasmabili; res autem singularis non est propia tatio gignendi phantasma, sed tantum entitas naturae praecedens illam entitatem singularem».

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