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248 ENRIQUE RIVERA En su obra, Los seis grandes temas de la metafísica occidental, H. Heim- soeth ha trazado las líneas maestras de esta historia con rasgos precisos de objetiva validez. El quinto de estos seis grandes temas es: EL INDIVIDUO. Compartimos con este historiador el decisivo alcance que otorga a la infle­ xión de Escoto en la historia metafísica de lo que a lo largo de los siglos se ha venido llamando principio de individuación. Juzgamos oportuno resu­ mir su exposición porque hace ver, de modo autorizado, la intervención escotista en este histórico problema metafísico. En la primera página, al comentar cómo la teoría platónica de las ideas fundamenta la comprensión del ser, escribe: «En el mundo aparente del espacio y del tiempo lo verda­ deramente real es exclusivamente lo ideal universal. La unidad universal de Parménides se convierte en Platón en las formas y estructuras típicas, que lo individual sólo puede representar de un modo imperfecto. Lo uni­ versal es también lo único a que el conocimiento se dirige y pretende dirigirse; lo único que el concepto apresa»21. Advertimos aquí formuladas dos tesis platónicas que pesarán durante siglos sobre el pensamiento cris­ tiano: que el individuo tiene valor en cuanto encarna una idea universal; que esta idea universal es lo que la mente tiene que apresar para lograr conocer lo que las cosas son. Por lo mismo, tanto desde el punto de vista de la metafísica como de la gnoseología, la idea universal platónica viene a ser clave de bóveda y punto de referencia de nuestra vida mental. Es cierto que a la teoría de las ideas de Platón le puso sordina Aristóteles, al subra­ yar que lo que de verdad existe es el tóde ti, el individuo. Pero muy luego el mismo Aristóteles se declara platónico al sostener que el individuo no tiene otra cognoscibilidad que la de la forma universal encarnada en el mismo y a la que hay que abstraer del singular, si se quiere alcanzar verda­ dera ciencia. Malparado quedó el individuo —peor la persona— en los proceres del pensamiento griego. Pero todavía le fue a mayor mal en la reelaboración de esta filosofía por Plotino, cuyo neoplatonismo tuvo un ingente influjo en una gran sección del misticismo cristiano. Su teoría del descenso meta- físico de los seres respecto del Uno, lleva consigo que los grados descen­ dentes de lo universal son grados de perfección declinante. Esta mentali­ dad exige que en la escala del árbol de Porfirio el individuo casi desaparez­ ca, pues viene a ser algo tardío y subordinado. 21. Heinz H e im so e th , L os seis grandes temas de la metafísica occidental, tr. de la Revista de Occidente, Madrid 1946, 241.

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