PS_NyG_1994v041n002p0223_0238

226 BERNARDINO DE ARMELLADA Gran Bretaña, Polonia, América, e incluso en Kiev, en Ucrania, había una cátedra escotista. Pero, al no tener el título oficial de santo y ser jefe de una escuela importante, la rivalidad ideológica se aprovechó para denigrar su memoria a falta de poder contradecir eficazmente su doctrina. Así se explica que surgiera la famosa leyenda de su enterramiento vivo y de las señales encon­ tradas en su cuerpo de una muerte en medio de desesperados esfuerzos por salir de la tumba. ¿Cómo pudo surgir tal patraña, de la que no hay rastro alguno antes de que Pablo Giovio tenga la ocurrencia de escribirla en su libro «Elogia virorum litteris illustrium» ? 4 Partiendo de una tradición según la cual Es­ coto vivía en continuo coloquio con Dios cayendo en éxtasis frecuentes, tiene la ocurrencia de decir que, llegado a Colonia, los frailes no conocían esta faceta del hermano Juan y al encontrarlo un día como muerto a causa del arrobamiento místico se dieron prisa a enterrarlo, a consecuencia de lo cual murió asfixiado y desesperado, como demostrarían los arañazos de sus manos en el rostro. Es posible que esta imaginación se viera avalada por una burda inter­ pretación del epitafio: Clauditur hic rivus, fons Ecclesiae, via, vivus Doctor iustitiae, studii /los, arca sophiae. Ingenio scandens, Scripturae condita pandens, In teneris fuit annis, ergo memento lohannis. Hunc, Deus, ornatum, fac coelitus esse beatum. Pro patre translato, modulemur pectore grato. Dux fuit hic cleri, claustri lux et tuba veri5. 4. A. C a lleb a u t , «La leggenda del B. Giovanni Duns Scoto e Enrico di Hessia, vice- cancelliere di Parigi», en Studifrancescani 12 (1926) 1-12. Muestra el carácter ambiguo de las leyendas de santos y no santos, haciendo ver lo objetivamente inverosímil de la leyenda que Enrique de Hessen refiere sobre la posibilidad de que Escoto hubiera sido enterrado en un estado de éxtasis místico. Todavía sin las malévolas añadiduras posteriores, considera el hecho de la equivocación de los frailes «enterradores» como un destino providencial de Escoto, que pasaría de la paz mística a la paz eterna! 5. Una traducción, algo libre dentro del sentido del verso latino, podría ser: «Aquí se encierra un río de aguas vivas, que fecundó a la Iglesia descubriendo caminos inéditos, Doctor de la verdadera justicia, floreciente en los estudios, un pozo de sabiduría. Su genio lo elevó a grandes alturas hasta descubrir secretos maravillosos de la Escritura Santa, desde sus años más jóvenes. Este no es otro que Juan Duns Escoto. ¡Oh Dios, dale la bienaventuranza coronándolo en el cielo! Brote de nuestro corazón agradecido un himno en honor de este Padre trasladado a las moradas eternas. El fue guía para sacerdotes y heraldo de verdad, iluminador de la vida religiosa».

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz