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234 BERNARDINO DE ARMELLADA y atendió al enfermo. Fue él quien le metió en el jergón una estampa de Escoto y a continuación pudo certificar que cuanto ocurrió en la curación del P. Cantoni había sido totalmente «ultrafenoménico y, por tanto, prodi gioso» 18. Y de especial interés para nosotros es la circunstancia de que el P. Querubín de Carcagente, capuchino valenciano, presentó al tribunal de Ñola una memorial muy detallado sobre imágenes y sobre el culto del Siervo de Dios Juan Duns Escoto en España. En la sesión 19 el Postulador presentó la copia del proceso ordinario tenido en Ñola en 1710 y que se creía perdido, pero que se encontró (extraviado?) en los archivos vaticanos. De hecho este documento no se unió a las Actas del Proceso. El 6 de febrero de 1906, en la sesión 23 D. Luis Ranieri, provicario general del obispado y juez diputado por el Ilustrísimo y Reverendísimo señor Angel Renzullo, obispo de Ñola, pronunció la sentencia: ...(visis vi- dendis et cónsideratis ómnibus considerandis)... de nuevo, en el nombre de Cristo, por esta nuestra definitiva sentencia decimos, determinamos, declaramos, pronunicamos y definitivamente sentenciamos que consta que el Venerable Siervo de Dios fray Juan Duns Escoto, de la Orden de los Frailes Menores, llamado Beato o Santo, se le ha tributado culto público y eclesiástico desde tiempo inmemorial, y que perdura todavía sin que nunca se haya interrumpido; y que, por tanto, consta como caso excluido de los Decretos del papa Urgano VIII, de feliz memoria19. Las siguientes sesiones se dedicaron a compulsar y ordenar los docu mentos y el 22 de diciembre de 1906 el tribunal designó al P. Francisco María Paolini como portador de la copia del Proceso a la S. Congregación de Ritos. El 7 de enero de 1907 se entregó el documento en la citada Congrega ción, abriéndose el 11 de enero el proceso romano para la confirmación del culto inmemorial del Siervo de Dios. Se imprimieron la «Informado» y el «Summario» junto con las «Epistolae postulatoriae», es decir, cartas pi diendo al Papa la beatificación de Juan Duns Escoto: entre ellas la de los conventos de la provincia capuchina de Valencia. La cosa iba despacio. Las «Animadversiones» u objeciones del Promotor de la Fe (vulgarmente «abogado del diablo») se hacían esperar. Ante esto el ministro general de los Menores escribe un memorial al papa San Pío X, quien ordena que se prosiga tratando la causa y solicita del Promotor de la Fe la entrega de las «Animadversiones» al Postulador general. Mientras se estaba preparando 18. Positio, 1018, nota 11. 19. Positio, 1019-20.
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