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Cantor de la Virgen y de la piedad mariana No raramente me ha acaecido toparme con diversas personas, italianas y extranjeras, que me preguntan buenamente de qué diócesis sea yo obis­ po. Al oír que de «Ñola», responden al instante: «¿Ñola? ¡Ah, San pauli­ no!». Más de uno se maravilla que éste haya nacido en Burdeos (admira­ ción expresada incluso por franceses). Ello se explica porque todos dicen, leen y repiten «S. Paulino de Ñola». Lo contrario me ha acaecido hace unos meses: el arzobispo de San Andrés y Ediburgo me escribe preguntándome por qué razón misteriosa la causa tratada y resuelta favorablemente sobre la aprobación oficial del cul­ to de beato atribuido a Juan Duns Escoto llevara el título «Nolana seu Colonien». Respecto de Colonia, no hay por qué preguntar, ya que en aquella ciudad se conservan los restos mortales del gran escocés. Pero, ¿a qué viene Ñola? No me consta, escribía el arzobispo, pese a mis investiga­ ciones, que Duns Escoto haya estado en Ñola, ni siquiera de paso. De seguro que esta pregunta se la han hecho otros. No pretendo darles aquí una respuesta exhaustiva. Baste decir que dos procesos —con resulta­ dos posteriormente fundamentales— tuvieron lugar en la diócesis de Ñola «de cultu ven. Servo Dei Frati Joanni Duns Scoto ab immemorabili (id est supra centum annos ante decreta Urbani Papae VIII) exhibito», en los años, respectivamente, 1709-1711 y 1905-1906, con respuesta afirmativa. Una excelente conferencia del P. Bernardino Vitolo OFM en el VII centenario del nacimiento de Juan Duns Escoto (1968) publicada en Nápo- les, año 1967, señala cuidadosamente todo el itinerario de la difusión de este culto en la diócesis de Ñola. Recientemente Mons. Andrea Ruggiero, Canónigo penitenciario de la catedral de Ñola y el P. Rufino Di Somma, actual Ministro Provincial de los Frailes Menores de Nápoles, han publica­ do un interesante volumen sobre el tema con este título «Ñola a Scoto beato» (Liveri, 1992). No hay motivo, por lo mismo, para insistir en esta cuestión.