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CARTA DE LOS MINISTROS GENERALES DE LAS FAMILIAS 207 París, Escoto tuvo que alejarse de nuevo de la universidad, en parte por motivos políticos , en parte porque algunos en sus opositores suscitaban dudas sobre su teología. Entonces el ministro general de los franciscanos envió a Escoto a la ciudad de Colonia donde enseñó por algún tiempo en la casa franciscana de estudios, antes de morir precozmente el 8 de noviem bre de 1308, a los 43 años, en plena madurez. Los feligreses de la parroquia de Duns, las gentes de esta archidiócesis y, en verdad, todos los escoceses se regocijan por la beatificación de su hijo. Pienso que esta alegría es tan grande porque Escoto era un «santo». Recordamos las palabras que, al recibir Escoto su doctorado en teología, fueron escritas por el General franciscano al director de París: «Auto rizo que venga presentado... el amado padre en Cristo Juan Escoto. Conoz co, por propia experiencia y por su reconocida reputación, su laudable vida, su excelsa cultura, su mente brillante, y otras cualidades suyas muy notables...». En verdad, era un santo, un santo que difundió su enseñanza en Euro pa y en el mundo. Sin duda, por este motivo, es un signo de reconocimien to por parte de los escoceses que, en el año de su beatificación, lo hayan nombrado patrono del nuevo Seminario Mayor Nacional que en el otoño de este año será fundado en Escocia: el Scotus College. Espero que aquellos sacerdotes que sigan las enseñanzas de Escoto, continuarán difundiendo con sus vidas igualmente laudables el conoci miento y el amor por nuestro Señor en Escocia, en el continente europeo y en todo el mundo. Keith M. P. O ’B rien Arzobispo de Saint Andrews y Edimburgo (Original italiano en «L ’Osservatore Romano», 19 marzo - 1993)
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