PS_NyG_1994v041n002p0199_0207

200 FR. H. SCHALÜCK - FR. L. SERRINI - FR. F. R. CARRARO - FR. J. ANGULO Su «saber», su «inteligencia» y su «vida digna de elogio» han continua­ do ejerciendo su influencia, a lo largo de los años y de los siglos, en el interior de la Orden, en la Iglesia y en las culturas, que han puesto de relieve su testimonio de vida y sus escritos. Cuanto leemos en el Decreto de Confirmación del culto del 16 de julio de 1991, es el reconocimiento de que su luz no era la de un relámpago, sino la de una estrella que «brillará por siempre»: «Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad» (Dn 12, 3). El Siervo de Dios Juan Duns Escoto sobresale entre los grandes Maestros de la doctrina escolástica por el papel excepcional que representó en la filosofía y en la teología. En efecto, él brilló especialmente como defensor de la Inmaculada Concepción y eximio defensor de la suprema autoridad del Romano Pontífice. Además, con su doctrina y sus ejemplos de vida cristiana, gastada enteramente en la prosecución de la gloria de Dios, ha atraído a no pocos fieles, a lo largo de los siglos, al seguimiento del divino Maestro y a caminar más expeditamente por la vía de la perfec­ ción cristiana. En vida, pues, estuvo circundado por la fama de virtud y santidad: fama que fue aumentando y consolidándose después de su muerte, tanto en Colonia como en otras ciudades. Aunque la fama de santidad se haya difundido, enriquecida con testimonios de culto inmediatamente después de la muerte y no haya disminuido desde entonces, sin embargo la Divina Providencia ha dispueto que sean nuestros tiempos los bienhadados testi­ gos de su glorificación, ya sea mediante el reconocimiento del culto que recibe desde tiempo inmemorial y de sus virtudes heroicas que refulgen en la santa Iglesia, como mediante la solemne concesión de los honores litúr­ gicos en la Iglesia. El beato Juan Duns Escoto nació en la ciudad de Duns, Escocia, hacia el año 1265. Su familia era devota de los hijos de San Francisco de Asís, los cuales, imitando a los primeros predicadores del Evangelio, llegaron a Escocia desde los comienzos de la Orden. Hacia el año 1280 fue admitido en la Orden de los Frailes Menores por su tío paterno, Elias Duns, Vicario de la recién creada Vicaría de Escocia. En la Orden Franciscana perfeccio­ nó su formación y la vida espiritual, amplió la propia cultura, dotado como estaba de una vivaz y aguda inteligencia. Ordenado sacerdote el 17 de marzo de 1291, fue enviado a París para completar los estudios. Por sus eximias virtudes sacerdotales le fue encomendado el ministerio de las con­ fesiones, tarea que entonces gozaba de gran prestigio. Obtenidos los gra­ dos académicos en la universidad de París, dio comienzo a su docencia universitaria que tuvo por escenarios las ciudades de Cambridge, Oxford

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz